Este jueves por la tarde comenzaron a demoler de forma controlada los restos que quedaron en pie del supermercado El Cóndor de Oberá tras el incendio que el miércoles destruyó totalmente la gigantesca planta comercial de 6.000 metros cuadrados en el kilómetro 9 de la ruta nacional 14. Es que, tal y como habían adelantado los bomberos voluntarios que estuvieron trabajando durante más de 24 horas en el lugar, la estructura había quedado muy inestable por los profundos daños causados por el fuego e incluso había serios riesgos de desplome de los techos y muros del que fue emblemática sede comercial de la Capital del Monte. Horas antes, Lucas Márquez, uno de los hijos de los dueños de El Cóndor, relató sus impresiones sobre el siniestro, del cual todavía no hay información oficial sobre las causas y que provocó cuantiosas pérdidas materiales a la firma damnificada. “Fue todo tan rápido, tantos metros cuadrados tomado por las llamas en segundos, que sólo nos quedó observar cómo todo era devorado por las llamas. Quiero agradecer al personal que se esforzó por tratar de sacar algo, pero fue inevitable. También mucha gente que no tenía nada que ver vino a solidarizarse. Eso te da fuerza, El Cóndor como empresa tiene muchas familias atrás y esto se va a levantar nuevamente por esas familias”.Este jueves por la tarde, los bomberos voluntarios de Oberá trabajaron en un sector del depósito “con muchas complicaciones, porque la estructura está muy comprometida, hay posibilidades de derrumbe, lo que ocasiona mucho peligro y no se puede ingresar", manifestó Marcelo Sedoff, jefe del cuerpo activo, motivo por el cual se terminó decidiendo demoler de forma controlada lo que quedaba en pie.La falta de previsiones en locales para contingencias de esta envergadura quedó al expuesto y, de hecho, el jefe de Bomberos reconoció “venimos hace mucho insistiendo con el plan de controles, planes de emergencia, si no hay otras medidas que nos ayuden no podemos hacer mucho. La parte de seguridad tienen partes activas y parte pasivas que deben ser controladas periódicamente. Cada uno debería hacer lo que le corresponda y ahí tendríamos una ciudad más segura”. (LEA TODOS LOS DETALLES EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL VIERNES 18 DE SEPTIEMBRE)
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