Según las crónicas, el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca las avistó por primera vez el 31 de enero de 1542.
El avistamiento de la Maravilla Natural ocurrió mientras el militar realizaba una travesía desde el océano Atlántico hasta Asunción del Paraguay.
Cuando divisó las sorprendentes cataratas del río Iguazú, las bautizó como Saltos de Santa María, nombre que con el tiempo fue reemplazado por su primitiva denominación guaraní Iguazú (antigua ortografía de yguasu gran cantidad de agua, de y agua y guazú grande).
Por entonces la región era habitada por indígenas de la etnia mbya-guaraní.
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