La iglesia birmana defiende a Suu Kyi de quienes la acusan de falta de empatía con los rohinyás, argumentando que ella debe negociar con las Fuerzas Armadas y que sigue siendo una figura clave para democratizar el país. La víspera, la ciudad inglesa de Oxford retiró a Suu Kyi el premio de la libertad debido a su "inacción" frente a la opresión de los rohinyás. Será la segunda entrevista este año del papa con Suu Kyi, a quien recibió en el Vaticano en mayo pasado. En esa ocasión la Santa Sede y Birmania anunciaron la instauración de relaciones diplomáticas plenas, por lo cual un nuncio apostólico -Embajador- acaba de instalarse en el país. El Papa llegó a Naypydaw, la capital, este martes por la tarde. Fue recibido por decenas de niños de diferentes comunidades de este país sacudido por conflictos étnicos. El Papa será recibido por el presidente, Htin Kyaw, un allegado de Suu Kyi, y luego por esta última, quien, pese a ser oficialmente ministra de Relaciones Exteriores es, de facto, jefa del Gobierno. El jefe de la iglesia católica pronunciará luego un discurso ante las autoridades civiles, representantes de la sociedad civil y del cuerpo democrático en el inmenso centro de congresos en el que será recibido. La iglesia católica no quiere ponerse en contra a una población mayoritariamente budista, marcada por un nacionalismo antimusulmán, e indignada por las críticas de la comunidad internacional por la crisis de los rohinyás."Rohinyá", palabra tabúEste martes, todas y cada una de las palabras de Francisco serán examinadas con lupa, justo después del discurso de Aung San Suu Kyi. Se ignora si el pontífice pronunciará la palabra "rohinyá", un tabú para los birmanos. Temiendo una reacción de los budistas extremistas, el arzobispo de Rangún, Charles Bo, le recomendó que lo evitara y optara por la frase: "musulmanes del estado de Rakáin". Esta terminología oficial, neutra, es la que desearía imponer Suu Kyi para evitar la guerra semántica entre la apelación "bangladesíes" (utilizada por la mayoría budista en Birmania) y "rohinyás" (empleada por esos musulmanes para designarse). "Aunque no pueda decir la palabra, todos sabemos que está allí por los rohinyás… Debemos apoyar a los pobres, a los que sufren", declaró a la AFP una religiosa católica de Tailandia que viajó a Rangún para asistir a la multitudinaria misa que oficiará el papa el miércoles. Desde la plaza de San Pedro de Roma, el papa ha manifestado su emoción en varias ocasiones al hablar de la situación de los rohinyás, "torturados y asesinados a causa de sus tradiciones y de su fe" en Birmania. Parece poco probable que vaya a expresarse tan libremente en territorio birmano. El lunes por la tarde interrumpió su descanso para participar en un "encuentro de cortesía" privado, de un cuarto de hora, con el jefe del ejército, al que la ONU acusa de haber llevado a cabo una "limpieza étnica" contra los rohinyás. El poderoso general Min Aung Hlaing, que en principio debía reunirse con el pontífice el jueves, le aseguró al papa que su país no ejercía "ninguna discriminación religiosa" y que el ejército actuaba "por la paz y la estabilidad del país". El papa Francisco, infatigable defensor del diálogo interreligioso, inició la jornada de este martes con una reunión "privada" en Rangún con dirigentes religiosos budistas, hinduistas, cristianos, musulmanes y judíos. Hablaron de la unidad a pesar de las diferencias, comentó Sammy Samuels, un representante de la comunidad judía de Brimania. El Papa pronunció "un discurso muy, muy bonito", dijo. Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA
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