“Cometí el error de aceptar la changa, ahora estoy avergonzado y no sé cómo haré para volver a ver a mi familia”. Fueron las últimas palabras de José Daniel Da Silva (58) ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas que lo condenó a ocho años de prisión como autor del delito de “transporte de estupefaciente en su modalidad tráfico”, a dos años se haber sido detenido en San Ignacio conduciendo un camión cargado con 6.400 kilogramos de marihuana prensada.La última jornada de este debate oral en la sala de audiencias de calle Félix de Azara casi Catamarca duró dos horas, que comprendieron los alegatos de la fiscal Vivian Andrea Barbosa y la defensora oficial Susana Beatriz Criado y los cuarenta minutos de deliberación del fallo de los jueces Norma Lampugnani, Manuel Alberto Jesús Moreira y Mario Hachiro Doi.En el mismo lapso, Da Silva utilizó cinco minutos para instar al Tribunal a que lo absolviera: “Yo estaba muy nervioso, tenía miedo de que si no cumplía con llevar la carga me iban a pegar un tiro o matarían a mi familia”. “Mi error fue aceptar la changa y manejar el camión, no sabía hasta ese día qué era la droga, hoy estoy avergonzado ante mi familia y la sociedad porque cuando salga de prisión no sé qué voy a hacer y cómo voy a volver a mi casa”.El fallo coincidió con lo solicitado por la fiscal Barbosa: ocho años de prisión por hallarlo culpable, autor del delito de “transporte de estupefaciente en su modalidad tráfico” de acuerdo a la ley 23.737.Para la acusación no hubo irregularidad en el procedimiento de los efectivos del Escuadrón 11 “San Ignacio” de Gendarmería durante la tarde del 23 de septiembre de 2015 a la altura del kilómetro 1.401 de la ruta nacional 12, donde el camión Mercedes Benz 1114 que conducía Da Silva sufrió la rotura del paragolpe trasero y quedó estacionado en la banquina. Allí fue revisado y se comprobó “que escondía burdamente, con una lona plástica y varias bolsas de carbón, 248 bultos con 1.793 ladrillos de cannabis sativa. En total 6.410,72 kilogramos”.También remarcó Barbosa que el perro entrenado para detectar narcóticos, “Pehuén”, un ejemplar de la raza labrador, reaccionó dos veces de manera positiva a la existencia de droga en el transporte. Y que tras estas pruebas se solicitó al Juzgado Federal de Oberá la autorización para secuestrar el camión y proceder a la apertura y arqueo de los ladrillos de marihuana con la presencia de testigos hábiles.En cuanto a la versión de Da Silva de que fue tentado con diez mil pesos para llevar un contrabando desde la orilla del Paraná en Corpus a Jardín América y que cuando se dio cuenta de que era droga se arrepintió pero fue amenazado por gente a la que nunca había visto, Barbosa enfatizó: “Los narcotraficantes no le van a dar 6.400 kilos de droga a un desconocido (…) Los traficantes buscan la complicidad y anuencia en sus colaboradores”.“Y si su nerviosismo ante los gendarmes correspondía a las supuestas amenazas, pudo pedirles auxilio, pero no lo hizo y les mintió que llevaba bolsas de carbón en el camión”.Turno seguido, Susana Criado apuntó en alegar que “Da Silva fue víctima de coacción, su relato es verosímil y no ha sido desvirtuado. A un hombre con un nivel escasísimo de instrucción educativa no se le puede exigir comprensión cuando está a punto de sufrir un mal grave e inminente. El nerviosismo es razonable, además, tenía que llevar la droga y había sido descubierto (por los gendarmes)”.Criado insistió en que el procedimiento de Gendarmería debió ser anulado porque se “violó la ley con la apertura del camión sin la autorización escrita del juez”, y por ello requirió la absolución de Da Silva “porque el operativo es nulo de nulidad absoluta”.La defensora oficial también resaltó que Da Silva debía ser absuelto porque su “voluntad quedó viciada (con la coacción) y no le quedaba otra salida” que trasladar las seis toneladas de marihuana.Los fundamentos de la sentencia del Tribunal Federal de Posadas se entregarán a las partes el próximo miércoles 18 de octubre a las 18.
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