Pese a la lluvia y al "viernes 13" hubo bodas durante casi toda la mañana en la sala única de matrimonio de la capital provincial. "Los días considerados de mala suerte para casarse están siendo desafiados; la gente ha cambiado mucho y no se notan ya tanto los efectos de las supersticiones sobre las decisiones de casarse o viajar. Todo lo contrario, las personas lo toman como un buen augurio", confió a PRIMERA EDICIÓN Mirta Jara, la encargada del turno de la mañana de la sala que depende del Registro Provincial de las Personas.
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