Los tres tragos en ayuna para comenzar agosto, un ritual para combatir las malas energías del mes que no se extingue pero que cambió en sus formas de celebrarse. En un recorrido por la ciudad los vecinos comentaron por qué continúa con esta tradición que se les atribuye a las comunidades originarias con creencias basadas en rituales ancestrales de curación.“Antes invitaban a las personas mayores a que beban la caña con ruda por todos lados, en las plazas, centros culturales pero ahora ya no se ve que compartan o repartan gratis para que todos puedan acceder a esta bebida”, recordó una vecina a PRIMERA EDICIÓN. “Ya se perdió la tradición, ahora cada uno consigue por su cuenta, compra su botella en algún supermercado y comparte entre sus seres queridos la medida”, agregó. En el último día de julio fueron varios los posadeños que se apresuraron a conseguir su “petaquita” para alejar de sus hogares y de su vida todo lo negativo que se cree trae agosto. La celebración que solía verse en algunos lugares públicos, donde se invitaba a los que quieran matar al bicho y para ello “tomar unos tragos”, parece haber quedado en el recuerdo, al menos esa fue la sensación en la víspera porque en el centro capitalino el panorama solo mostraba botellas que se no vendieron. Sí convidaronSin embargo, en los barrios, o avenidas más alejadas del microcentro, hubo quienes convidaron una medida de la bebida espirituosa.Heredada de sus ancestros guaraníes, una familia de ascendencia paraguaya al frente de una ferretería de la zona de Rademacher y Chubut tenían preparada una pequeña botella y un vaso, en espera de aquellos clientes que además de sus compras tomen los tres sorbos necesarios para alejar todo lo negativo que pueda afectar al cuerpo a lo largo de lo que resta la temporada invernal. “Temprano ya tomé los tragos, no quiero que me lleve agosto”, expresó una vendedora, muy creyente de esta tradición de los males que acarrea este mes. Más allá de su sabor, no muy agradable para algunos, los lugareños continúan con esta ferviente costumbre heredada de los pueblos que habitaban estas tierras hace siglos, según dice la creencia. “La gente se llevó bastante, desde hace unos días ya ofrecíamos las botellas armadas con la planta pero ayer se acordaron parece, antes era un ritual de todo el mes, ahora solo se ve la caña y la ruda un día antes del primero del mes pero todavía se practica mucho el ritual”, añadió.“Durante todo el mes se vendió mucho también el mazo de ruda, venían y preguntaban mucho por la planta y el día previo se fue todo”, explicó Noelia, encargada de una verdulería al ser consultada sobre la tendencia del consumo en esta fecha. “El mazo cuesta unos 20 pesos, depende del tamaño que tenga y lo que quieran llevarse. Esta vez se vendió mucho, no como nos pasó el año pasado que nos quedamos con casi todo. Todavía se hace la preparación casera, aunque la mayoría compró la botellita que ya viene con la ruda en la botella con la caña”, aclaró.Asimismo hubo algunos que nunca creyeron en las propiedades “mágicas” de este ritual de prevención. “Yo en eso no creo, solo tengo presente a Dios para pedirle cosas buenas”, recalcó un vecino. Incluso hubo quienes pusieron en duda el origen de esta tradición, al objetar que la celebración venga desde el pueblo guaraní, ya que “en aquellos tiempos no se preparaba la caña de azúcar de esa forma y la ruda ni siquiera es originaria de latinoamérica, sino que lo trajeron los europeos”, protestaron en las redes sociales. No obstante, al menos en lo que corresponde a la “tierra colorada”, el ritual sigue vigente.





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