Representar la provincia, reivindicar y modernizar un empleo, cuidar el planeta: esos son los pilares en que se apoya un joven misionero, que competirá este primero de junio en el Congreso de la Nación, por el premio Came Joven con su proyecto.La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), organiza, todos los años, el concurso “Premio Joven Emprendedor Argentino”, con la intención de promover y visibilizar los emprendimientos empresariales de jóvenes en nuestro país. “Cada provincia hace su competencia interna, por ejemplo: Joven Empresario Misionero. El que gana ese premio va a Buenos Aires a participar por el premio Joven Empresario Argentino”, explicó a PRIMERA EDICIÓN, Rodrigo Gómez (23), ganador de la terna 2016 hecha en nuestra tierra.“Yo gané en la categoría Impacto Social, por presentar mi emprendimiento Ladrillos Ecológicos”, aseguró. Esta última etapa lo hacen en el Senado de la Nación.El joven empresario contó que “en Misiones, creo ser el único que fabrica este tipo de ladrillos”, asegurando que “todo esto tiene como novedoso que son ecológicos, porque no requiere el horno a combustión para su fraguado, esto significa que no se precisa cortar árboles y generar leña, ni dióxido de carbono con el fuego para que se cocinen, en cambio los ladrillos convencionales requieren una quema para que se endurezcan – lo que colabora con la desertificación del suelo-. Nosotros evitamos todo eso. Cuando el ladrillo sale de la prensa fraguamos los ladrillos mediante el uso del agua, con un sistema de riego, nada más”, afirmó Gómez, orgulloso de no solo generar un producto innovador, sino también, de que éste favorezca a el cuidado del medio ambiente en la provincia.Jóvenes y claros objetivos“Yo me presenté al concurso, porque tengo fe -y es algo que pienso decirlo en el Congreso, porque los jueces del concurso son funcionarios- mi plan es tratar de actualizar el sistema de producción de ladrillos de acá de Misiones. Porque si bien la provincia vende ladrillos a todo el país -y es el que más produce- la vida del olero no es nada fácil, prácticamente se encuentran en un estado denigrante. El empleo es informal e insalubre. Son personas muy humildes las que trabajan de esto y viven haciéndolo hace años”, aseguró Gómez. “En mi caso tengo cuatro personas trabajando conmigo, cuatro empleos, que vinieron de El soberbio, ellos trabajaban en la colonia, en una olería convencional. Yo los traje a trabajar con este sistema de ladrillos y les hice un formulario para que me lo rellenen explicando qué diferencias había entre su trabajo de antes y el trabajo de ahora… las respuestas implicaban pura satisfacción del operario con este nuevo método”, esperanzado contó Gómez, que aspira a que éste nuevo sistema reemplace al sistema anterior.





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