Otra vez el Cerro Monje abrazó la fe en Misiones. Desde muy temprano, peregrinos, turistas y lugareños transitaron cuesta arriba el camino que los guió hasta el final la colina, donde se realizó el Via Crucis “viviente”. Confesiones, rezos, cantos y discursos cristianos fueron los protagonistas de la jornada, en un contexto de reunión y reflexión entre los visitantes. Motivados por la fe, familias enteras caminaron alentándose unos a otros para no abandonar la empinada procesión. Con suspiros y “dale que llegamos”, acompañados de rostros colorados y gestos de cansancio. Jóvenes y ancianos convivieron en la misma ruta, en una búsqueda de espiritualidad para aliviar sus penas, agradecer sus glorias o afirmar su fe.Al llegar al cerro, donde se encuentra la capilla y el teatrino junto a una cruz de metal, los visitantes se dispersaron para realizar distintas actividades. Algunos eligieron recorrer las cinco Estaciones de la Pasión de Cristo,con rezos y oraciones, guiados por una mujer que con un megáfono oraba y explicaba lo que sucedió en cada estación. Otros, se confesaron con un sacerdote, quien atento, los escuchó sentado en una silla, al costado del escenario.Pasadas las 10, la multitud de fieles, amontonados en las bancas de cemento, comenzaron a ser espectadores de la obra teatral que memoraba las escenas bíblicas de la pasión de Cristo. Conmovidos por lo visto, lágrimas y sonrisas – en ese orden – acompañaron al público que angustiados cuando crucificaron a Jesús, y sonrientes cuando resucitó. Desde la Parroquia se destacó la gran cantidad de gente que visitó el Cerro Monje y el sentimiento de fe que se transmitió a través de la representación del Vía Crucis Viviente: “Felicitaciones a estos jóvenes, Dios quiere que esta vivencia les marque su vocación de cristianos definitivamente, si hay una escena emotiva en el Evangelio es esta, el relato de la Pasión” exclamó el padre Narciso.El folclore de Viernes SantoSi bien la convocatoria a la tierra jesuita de San Javier, tiene como principal motivo considerar a Jesús en el día que fue crucificado; las reuniones entre amigos y familias se volvieron fértiles momentos para el brindis y compartir alimentos sin carne. Pescados, chipa guazú, vino tinto y empanadas fueron algunos de los platos fuertes del día, muchos acompañados por una guitarra y cantos de alabanza.Algunas personas se instalaron el día anterior con carpas ya que lo consideraron un lugar para pasar toda la Semana Santa. Otros fueron con sus autos -la mayoría- y en bicicletas (la excepción).Chicos corriendo, adultos en actitud de meditación y otros con intenciones de conocer el lugar… fue la escenografía del cerro más concurrido, el Viernes Santo, en la tierra dulce de la provincia.
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