Diariamente gente inocente sufre accidentes y hechos delictivos dañinos, muchas veces irreparables. Son víctimas pero también existe un victimario, preguntándose ambos ¿Por qué sucedió esto? ¿Por qué no lo vi antes? Ese sentimiento de congoja, pena y tristeza por un acto o conducta que produjo un efecto indeseado, o porque no se hizo algo y se produjo un daño produce “culpa”.Cada sociedad determina en cada hecho dañino para sus miembros, la intención que hubo para saber el grado de culpabilidad, por ejemplo entró a robar, yo me sorprendí y le dije que se vaya, me agredió y me defendí. ¡No quise matarlo!… También se determina si hubo impericia, que es cuando se hace algo sin tener conocimientos o estar capacitado, por ejemplo se puso a operar sin saber cirugía.También suele haber imprudencia que es cuando no se tomaron precauciones al hacer algo, por ejemplo chocó y lastimó a un peatón por ir rápido; o si hubo negligencia o si no observo los deberes y reglas, por ejemplo hablaba por teléfono mientras conducía y produjo un accidente.Existe un tipo especial de culpa introducido en nuestras mentes, que sin entenderla he repetido muchas veces automáticamente en los servicios religiosos: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”. Siempre me pregunté ¿Qué hice yo para tener esa grandísima culpa? ¿Por qué soy culpable de algo sin tener conciencia? Me dieron explicaciones llenas de un “lenguaje pseudoreligioso autoritario” que apenas comprendo, me dijeron que fue por Adán y Eva que cometieron el pecado original, ¿Y por eso tenemos que pagar todos? Estamos manchados por errores de hace miles de años.Claro, presuponemos que si esto fue dicho por una “autoridad religiosa” debe saber por qué nos acusa y carga de frustración, pena y castigo de por vida. ¿Qué daño hicimos? Si apenas podemos con las frustraciones de nuestra vida, ¿por qué tenemos que hacernos cargo de algo que ocurrió hace miles de años? ¿Qué intereses tienen estos religiosos, querrán vendernos algo? Nos dicen que si asumimos las culpas, nos vamos a salvar y vivir eternamente, ¡Ma sí! de última no perdemos nada, pero ¡creo que sí perdemos! Perdemos la posibilidad de conocer el verdadero evangelio de amor, escondido detrás de las sartas de mentiras disfrazadas de dogmas y teología, que fueron creadas por la equivocación y vanidad humana. También escucho que existen seres “sin pecado concebidos” y me pregunto ¿y el resto por qué somos pecadores? ¿Será que porque nuestros padres tuvieron relaciones sexuales para engendrarnos somos pecadores? ¿Por qué somos culpables de tener una atracción sexual y nos castigan por ello? ¿Por qué no nos enseñan a manejarla en vez de culparnos? ¿Somos culpables o pecadores por tener hijos? Si es una ley natural tenerlos. ¿Pero no es que siempre los religiosos dicen que hay que tener hijos, que los hijos son bendición de Dios? ¿En qué quedamos? Si la reproducción sexual es fundamental para mantener y hacer crecer la humanidad ¿por qué la comprimimos, denigramos y degradamos tanto? Ya es demasiado como se la denigra diariamente, haciéndole perder el significado como un verdadero acto de amor.Si estos represores mentales creen que predicando esto curan y sanan a la gente ¡Se equivocan!, pues producen más daño y enfermedad a mentes desprevenidas, que lo aceptan como verdad absoluta, y se mueren sin haber vivido y sin haber conocido las buenas nuevas del evangelio de amor de Jesús.El estado de culpabilidad provocado por ciertas organizaciones religiosas, nos debilitan psíquicamente de forma más o menos permanente según la personalidad de cada uno; bajamos la guardia y creamos un estado propicio para introducir conceptos y creencias, que en situaciones normales no se aceptarían, o por lo menos se cuestionarían.Deberíamos desechar toda idea sobre “cargar culpas y pecados” por ser humanos imperfectos con atracción sexual, aunque sí debemos “honrar la vida” y darle su significado más pleno, debemos transformarnos y ayudar a otros a ser seres que irradien luz y amor. Debemos evitar transformarnos en muertos en vida, que solo respiran y temen a cada paso, paralizados por la culpa y el miedo.No somos pecadores por haber nacido a través de la vagina de nuestra adorable madre, ni tenemos culpa por sentir atracción sexual, solo es un tesoro que debemos administrar y transformar en algo útil para nosotros.Además nuestra alma también se nutre y vibra a la par de la atracción sexual, sino pregunten a los enamorados como demuestran gozo por su estado. Debemos despertarnos y emerger del mundo pecaminoso en que nos hemos colocado con nuestras ideas elaboradas por algunos “seres prejuiciosos”. A mí, en mi adultez aún me cuesta desprenderme de muchas culpas que no entendí nunca, aunque estoy tratando de encontrar una luz en las buenas nuevas del mensaje de amor.Somos valiosos, debemos tratar de ser felices y hacer felices a los que nos rodean, ser responsables por nuestros actos, tanto correctos como equivocados, asumir los errores y sus reparaciones, arrepentirnos sinceramente por nuestras faltas y no solo para que nos den una condena menor. Las culpas debemos administrarlas en su justa medida, responsabilizándonos por los daños, sin echarle culpas a otros, o a Dios por nuestra irresponsabilidad; la violencia, el odio, la miseria, el hambre y la degradación del mundo nacen de nosotros y debemos asumirlo. Sigamos construyendo diariamente con amor verdadero y no el de telenovelas, el mundo es nuestro reflejo.Todas las instituciones religiosas arrastran errores y caminos desviados. ¿No será hora de dejar de sobrecargar a los humanos con más pena, culpa y pecado que nos ahoga, repitiendo eso de “generación de víboras” y “sepulcros blanqueados”?Es hora de revisar esos dogmas y creencias momificadas, deterioradas por la realidad y la verdad, y empezar a predicar “El Verdadero Evangelio de Amor de Cristo”. Las “Instituciones Religiosas” deberían rectificar el camino equivocado de las creencias sin sentido y deberían poder decir “nos equivocamos y busquemos la verdad con amor en esto”. Además -al igual que los individuos- deberían confesar sus errores y pecados para poder rectificarlos.“Debemos ser todos más honestos”.Colaboración:Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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