Cuando la dedicación, el esfuerzo, el anhelo personal y el deseo de superación se suman al amor de la familia, a la contención de los amigos y al apoyo de gente buena, los resultados sólo pueden ser positivos. El ejemplo de esto es Tiara Nahir Pereyra Rotela, una nena de 9 años con síndrome de Down a quien los pronósticos médicos le auguraban un futuro donde no podría caminar. Lejos de ese diagnóstico, Tiara acaba de regresar de Brasil, adonde fue a participar en gimnasia aeróbica de la 14º edición de la Copa Brasil y Sudamericana donde se llevó todos los aplausos y, como recuerdo de lo que es capaz, se trajo una medalla.Esta historia comenzó a escribirse el 13 de diciembre de 2006, hace casi diez años. Tiara nació con síndrome de Down y “con los piecitos hacia afuera, entonces me dijeron que no iba a caminar, que sólo se iba a arrastrar o a gatear”, recordó su mamá, Nora Elizabeth Rotela, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. En ese entonces estaban en Buenos Aires, lugar de nacimiento de Tiara, pero Nora no se iba a quedar de brazos cruzados. Rápidamente se dirigió a Asdra (Asociación Síndrome de Down de la República Argentina) donde fueron claros: que ese diagnóstico sea cierto, sólo dependía de ellos. “Entonces comencé a informarme sobre el síndrome de Down y comenzamos con terapia, kinesiología desde los dos años, me enseñaron ejercicios y se los hacía en casa. Nosotros no teníamos ni vacaciones de julio ni de verano, ni siesta. Nos dedicábamos exclusivamente a ella. A los tres años ella tenía un tobogán, subía corriendo, se largaba de cabeza, por atrás, por adelante. Toda la estimulación funcionó”.A medida que fue creciendo, “el pediatra me recomendó que haga alguna actividad o deporte y probamos de todo: danza árabe, brasilero, folclore… Siempre le preguntaba si quería seguir y ella me decía si le gustaba o no. Desde los tres años hace actividades”, aseguró su mamá. Hasta que un día apareció en su camino la gimnasia aeróbica. “El año pasado comenzó en una academia de Miguel Lanús, cerca de donde vivimos. Fue a probar aeróbica y le gustaba, como vi que le gustaba cada vez más, este año inició en el Instituto de Rossana Gutiérrez, a quien yo conocía desde hace tiempo”, señaló Nora. Allí comenzó un entrenamiento de otro nivel que la llevaría a su primer sudamericano de la modalidad. “Es un deporte de alto rendimiento, que requiere de mucho esfuerzo”. También allí podrá rendir para algún día, quizá, ser “profe”.La competencia en BrasilDe Misiones fueron varias academias de gimnasia aeróbica a participar de la 14º edición de la Copa Brasil y Sudamericana, el pasado 18 de octubre. Uno de ellos fue el Instituto de Rossana Gutiérrez. Entre las participantes del Instituto estaba Tiara, que se ganó su clasificación en agosto pasado, en el Centro de Conocimiento donde se armó una selección con todas las atletas misioneras y Tiara, a pura demostración aeróbica, se ganó la posibilidad de formar parte de la delegación argentina y misionera en Brasil.Entonces, Cristian -su papá-, mamá Nora y Tiara salieron hacia Tramandaí, Brasil, con las valijas llenas de ilusión. “Allí me di cuenta todo lo que le gusta. Nos levantamos muy temprano para ir a participar y ella, cansada, comenzó con un berrinche. Entonces le dije que no iba a ir a bailar y se calmó, se vistió, me pidió que la pinte”. Eso ya era algo que le había dicho su “mae” Camila Benegas: “Cuando tiene la malla puesta y sube al escenario, es otra persona”. No fue la primera competencia de Tiara, ya tiene varias encima. “Todavía no está federada porque primero quiero que se interiorice con la aeróbica”, dijo su mamá.En Brasil emocionó con su actuación. “No clasificó en su grupo de Showcase. Hizo un buen puntaje y fue la única con síndrome de Down que bailó. Como no clasificó, el organizador le pidió que exhiba en la final. Hizo de nuevo su coreo y la premiaron, le dieron la medalla por participación”, señaló Nora. Sobre el futuro, será lo que Tiara quiera que sea. Dependerá de ella. “Cuando se bajó, todos lloraban emocionados”. Tiara bailó y dejó el alma arriba del escenario. No fue la primera vez y seguro, no será la última.





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