El 6 de septiembre de 1906 nacía en París (Francia) Luis Federico Leloir, quien 64 años más tarde se convertiría en Premio Nobel en Química. Esta distinción internacional le fue otorgada por sus investigaciones centradas en los nucleótidos de azúcar y por el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Su contribución sirvió, entre otras cosas, para entender en profundidad una enfermedad llamada galactosemia, en la cual se produce una incapacidad para transformar un hidrato de carbono proveniente de la leche, denominado galactosa, en glucosa, fuente de energía que todas las células del organismo necesitan para vivir. Al acumularse la galactosa, se generan daños severos en distintos órganos como el hígado. Sus trabajos supusieron una verdadera revolución en la investigación bioquímica, y permitieron realizar importantes avances en medicina.Era para aquel entonces la tercera distinción de este tipo para la Argentina, después de Carlos Saavedra Lamas en 1936 (Nobel de la Paz) y de Bernardo Houssay en 1947 (Nobel de Medicina). Hacia este último, maestro suyo, profesaba una profunda admiración Leloir, quien falleció en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987.





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