La Escuela 181 Fray Justo Santa María de Oro, de San José, dijo presente en la II Expo Rural de las Misiones, a través de un grupo de alumnos y docentes, para compartir con el público la verdura, de una calidad inigualable, y los panificados y dulces, exquisitos, de su cooperativa “El Huerto Escolar”.Con casi ocho años trabajando con el cooperativismo como eje y una matrícula actual de alrededor de 350 alumnos, día a día desde la institución se siembra la semilla de la solidaridad, la igualdad y la equidad en los niños, niñas y adolescentes que en un futuro serán parte una sociedad en la que, seguramente, sobresaldrán por sus principios.María Isabel Martyniuk, docente de séptimo y vicedirectora del establecimiento, quien durante varios años trabajó además como maestra asesora de cooperativismo, explicó a PRIMERA EDICIÓN que la modalidad que adoptaron, al principio significó un importante desafío. “Allá por el año 2008 la empresa Sancor Seguros nos propuso trabajar de forma cooperativa, para ello un grupo de docentes y directivos viajó a Sunchales (Santa Fe), a ver las experiencias de las escuelas primarias de allá y a partir de allí comenzamos con la nuestra”, detalló.Asimismo, subrayó que a los chicos se les enseña tanto el aspecto teórico como el práctico. El primero abarca “todo en cuanto a valores, principios cooperativos, historia del cooperativismo, desde primero a séptimo grado”, sin embargo son los del último curso quienes se hacen cargo del Consejo de Administración, actas y libros que deben confeccionarse. Mientras que la práctica se consigue en los talleres de “Huerta” y “Panificados y Dulces”.“Al principio a los chicos les costaba un poco más que nada la huerta, porque allí hay que trabajar manual y físicamente, pero se fueron acostumbrando y como se abarca desde primer grado saben que en esa hora tienen que ir a la huerta”, mencionó la docente y añadió que similar situación se da en el momento de elaborar los panificados o los dulces, cuya venta se “lleva a cabo dentro de la escuela, porque no tenemos el tiempo suficiente como para producir grandes cantidades, es más que nada para enseñarles a trabajar a los chicos y que el día de mañana sepan defenderse en un negocio, hacer un dulce y venderlo, un alfajor o dedicarse a la horticultura”.“Con lo recaudado, los estudiantes hacen su viaje de fin de año, de séptimo, ese es el objetivo principal de la cooperativa, que todos trabajen porque todos van a llegar a ese momento y es entonces cuando ven el objetivo final y por el que más se entusiasman”, sumó la maestra.“Además, se hacen trabajos comunitarios, por ejemplo, hace alrededor de dos años se dedicaron a la concientización de limpieza y cuidado del medio ambiente, entonces salían los feriados y fines de semana a limpiar el cauce del arroyo de todo lo que sean botellas, bolsitas, etc”, aportó.“Otra actividad de la cooperativa son las charlas teórico prácticas con los padres y personal del Inta en época de preparación y siembra de la huerta, hacemos reuniones y el programa pro-huerta acerca semillas”, aseguró la docente, quien entendió que esto ayuda no sólo a la economía familiar sino también a la interacción entre progenitores e hijos, en un momento sociocultural en el que es sumamente difícil establecer un vínculo fuerte, sobre todo, con los pre y adolescentes.Décadas de experiencia bien adoptadas en la provinciaEn la provincia se impulsa y contribuye a la educación cooperativa entendiéndola como una política de Estado, por ello está en vigencia la Ley VI-N° 94, sancionada por la Cámara de Representantes, que establece la incorporación de contenidos curriculares relacionados con el cooperativismo en los planes y programas de estudio, además de fomentar la conformación de cooperativas escolares en toda la jurisdicción provincial, como instrumento pedagógico de vinculación con el mundo del trabajo y la producción. Sin embargo este modelo carga sobre sí décadas de experiencias, puesto que, como el mismo Movimiento Cooperativo, las cooperativas escolares surgieron en un contexto de crisis. Según el sitio web de Cooperativas de las Américas Región de la Alianza Cooperativa Internacional, las primeras experiencias surgieron en Francia, al finalizar la Primera Guerra Mundial.Por entonces, el profesor Barthelemy Profit, consternado por el estado en que habían quedado los centros educativos tras el conflicto bélico, propuso a los estudiantes agruparse en pequeñas asociaciones de tipo cooperativo, administradas por ellos mismos, para adquirir mobiliario, útiles y materiales educativos, con la guía de un docente asesor, que velaba para que en la organización se practicara la democracia participativa.Los maestros franceses tomaron la idea y la pusieron en práctica. Posteriormente el modelo se expandió al resto de los centros educativos y en la segunda mitad del siglo pasado, el cooperativismo escolar pasó de Francia a Suiza, Polonia, Canadá, Estados Unidos y otros países hasta llegar a América Latina.





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