Louis Réard hizo historia creando una prenda de baño que siete décadas más tarde se sigue usando. El Vaticano la tachó de “pecaminosa” y se prohibió en países como Italia, España y Bélgica. La bailarina exótica del Casino de París, Micheline Bernardini, fue quien presentó la nueva prenda femenina.Esta creación supuso un símbolo de liberación en la mujer y marcó un antes y un después en la sociedad del siglo XX.El 5 de julio de 1946, el ingeniero mecánico, Louis Réard, entró en el mundo de la moda para ayudar a su madre en una zapatería. Pero fue mucho más allá. Consiguió crear una prenda de baño que siete décadas más tarde se sigue usando y mejorando con nuevos modelos, nuevos colores y nuevas tendencias. Los comienzos no fueron fáciles. Hasta a las modelos de entonces les costaba atreverse a salir en público a enseñar la nueva prenda de baño de 76 centímetros cuadrados divididos en dos piezas. Algunas actrices como Marilyn Monroe o Brigitte Bardot fueron fieles defensoras de la prenda. Lo que quizás ayudó a que con el paso del tiempo se le diera el lugar que merecía y hoy en día es una de las favoritas por las mujeres a la hora de darse un baño.No había manera de que nadie superara el provocador diseño.Ni siquiera su acérrimo enemigo, el diseñador de moda Jacques Heim, con quien competía palmo a palmo por ofrecer el traje más atrevido y diminuto posible.Réard bautizó a su creación con el nombre de Bikini en honor a un atolón de las Islas Marshall en el océano Pacífico, donde ese mismo año el ejército de Estados Unidos realizó pruebas nucleares.El transgresor diseño, que por cierto cabía en la diminuta caja que la modelo sostenía en la mano escandalizó y luego cautivó al mundo entero para convertirse en la prenda más atrevida y la más usada por todas las mujeres.
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