“Yo entendí la palabra desaparecido cuando mi hijo no volvió a casa. Yo sé cómo se siente no tener al hijo, el dolor que significa esperar pero que no regrese. ¿Dónde está Mario? ¿Qué le hicieron a mi hijo?. Ruego a las personas que nos sacaron a Mario que nos digan ¿qué le hicieron? Que ellos no olviden que todos tenemos que decir adiós a esta vida y Dios hará Justicia”, esas fueron las palabras que Antonio Golemba pronunció durante los últimos ocho años. Antonio buscó sin descanso a su hijo. Golpeó puertas, caminó marchas, habló con los poderosos y con los sufridos. Jamás bajó los brazos. El papá de Mario hizo de todo para encontrarlo, pero no le alcanzó la vida: el domingo a las 7.15, su cuerpo cansado finalmente dejó de pelear, sin conocer la verdad. Eliezer, el hermano más chico de Mario contó que su padre debió ser internado el viernes debido a una descompensación. Pero la enfermedad comenzó ocho años atrás. “En esos ocho años le destruyeron la vida. Lo vi decaer día a día, la desaparición de Mario lo quebró y cayó en depresión. Hay culpables y la justicia divina va hacer lo que no hizo la justicia humana”.Según Eliezer, días atrás, Antonio intentó enviarle una carta al presidente de la Nación, Mauricio Macri, porque “quería contarle sobre Mario, explicarle que lo buscábamos. Es un dolor sin fin porque murió sin saber dónde está Mario. Ya no confiamos en la justicia y si se descubre qué le pasó a mi hermano eso nos generará un dolor más grande porque papá nunca lo sabrá”.Antonio fue uno de los principales luchadores contra la impunidad en Misiones. Su muerte afectó, principalmente a todos aquellos a quienes apoyó a lo largo de tantos años de lucha.Un misterio La vida de Antonio y su familia cambió para siempre el jueves 27 de marzo de 2008 cuando Mario viajó desde su domicilio en la Picada Indumar -en el municipio de Dos de Mayo- con destino a Oberá. De acuerdo a lo que se reconstruyó en el marco de la investigación policial, ese día a las 7.10 Mario abordó un micro. Tenía previsto consultar a una nutricionista en la Capital del Monte. A las 10.12 avisó a sus padres que había encontrado el consultorio de la profesional. No sería el último mensaje de texto con sus progenitores. Poco después del mediodía, alrededor de las 12.10, les manifestó esa misma vía que ya había sido atendido. Luego, a las 12.48 les reveló que se iba a quedar para hacerse algunos análisis a la tarde.A las 13.05 fue el último mensaje que recibió la familia. Les contaba que iba a regresar con el micro de la tarde. Sus padres lo esperaron, pero Mario jamás regresó. Las hipótesis fueron varias. Desde la Justicia no se descartó nada e incluso, se llegó a poner bajo la lupa a dependencias policiales, teniendo en cuenta que una de las tantas versiones daba cuenta de un posible arresto del joven. En ese contexto surgió la teoría, a decir de algunos testigos, de que podría haber recibido una golpiza por parte de las autoridades de la fuerza provincial. La búsqueda de Mario incluyó excavaciones en un destacamento policial de Dos de Mayo y se extendió al Brasil, pero nada. Ni un indicio. También se elevó a 100 mil pesos la recompensa para aquellos que aporten datos. Tampoco surgieron respuestas. Actualmente la investigación se encuentra activada, aunque no existen pistas ni indicios concretos. Lamentablemente Antonio se fue sin conocer la verdad. Pero su lucha es también su legado, que se mantendrá vigente hasta que algún día se descubra qué pasó con Mario.
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