El lunes, demostró no estar a la altura de un funcionario público y usó precisamente esa función delegada, rentada por todos los misioneros, con mucha cobardía y autoritarismo para agraviar a un medio de comunicación y a una mujer que ni siquiera firmó las notas que tanto desvelo le provocan a la mano derecha de Maurice Closs. Acostumbrado a los micrófonos amigos, a las notas dedicadas a los elogios, no soporta que haya también periodismo de investigación que muestre a la sociedad el manejo que hace de los recursos millonarios que el Estado recauda a través de la empresa donde la renovación lo puso al frente.Lo curioso que la conferencia debió ser para -al menos- contarle a los periodistas presentes su versión del negocio de los caballos de carrera, del stud familiar “La Tapera” que constituyó su hijo y nunca explicó con qué recursos hizo semejante inversión (lamentablemente no hay juez en la provincia o fiscal que actúe de oficio); el primer premio que por dos años consecutivos ganó casualmente su stud, entre otras cuestiones.Torres está nervioso y el gobernador Hugo Passalacqua permite que desde este espacio del Gobierno, se amedrente a periodistas, se amenace con “panfletear la provincia si hace falta”, poniendo en riesgo la integridad de una trabajadora y la de su familia.Torres debe, así como le gusta montar los shows (no los millonarios del Música por Todos), repartir a los medios de prensa su declaración jurada de bienes desde que ingresó hace más de una década al Gobierno para mostrar que no se enriqueció. Incluso, debería mostrar su propio recibo de haberes que le pagan todos los misioneros con sus impuestos, para mostrar que le alcanzó para adquirir los bienes que ostenta.
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