Al borde del juicio por asesinar de un balazo a un niño de 13 años

Un individuo de 48 años, actualmente detenido por matar a un menor de un balazo, quedó al borde de ir al banquillo de acusados, al conocerse que la Fiscalía del Juzgado de Instrucción 2 requirió la elevación a juicio de la causa. La resolución se conoció en las últimas horas y ahora solamente habrá que esperar que se cumplan los plazos procesales y en caso de prosperar el imputado será juzgado en un Tribunal Penal.El hecho por el cual este sujeto se encuentra tras las rejas conmocionó a gran parte de la comunidad posadeña. Fue en la madrugada del sábado 25 de febrero de 2012, en la populosa zona del barrio A-4. En dicho lugar y luego de recibir múltiples golpes, un puntazo y un disparo, falleció el adolescente Marcos Gabriel Olivera, de 13 años.Fue en medio de una batalla campal entre “pandillas”, que comenzó alrededor de las 3.30 de esa fatídica noche en la intersección de las calles 174 y 57 del citado complejo habitacional. Según revelaron en su momento varios testigos a la Policía, fue un brutal enfrentamiento entre dos grupos, al parecer por cuestiones “territoriales”. De los insultos y provocaciones la cuestión se fue caldeando de tal manera que comenzaron a la violencia extrema. Primero hubo piedrazos, ladrillazos y de ahí pasaron a agredirse a palazos y con armas blancas. Hasta que se escucharon disparos y todos se dispersaron. Quedó solamente tendido sobre el empedrado el menor Olivera, malherido, ya que recibió un impacto de bala en el pecho. “Eran entre quince y veinte individuos los que protagonizaron la mortal trifulca”, dijo en su momento una vecina a PRIMERA EDICIÓN. En forma inmediata la Policía comenzó a buscar a los autores del hecho. Incluso y ante la posibilidad de que los grupos sospechosos se encuentren fuertemente armados, los efectivos solicitaron refuerzos a Gendarmería Nacional. Casi tres años prófugoLa Policía de Misiones ubicó el jueves 13 de noviembre de 2014 al acusado de apretar el gatillo, en el barrio Mil Viviendas de Ituzaingó (Corrientes). Allí el sujeto, oriundo de Campo Ramón, trabajaba de albañil, tal vez creyendo que lograría seguir en la clandestinidad.