Señora Directora: Desde fines de los 80 o, quizás, principios de los 90 vengo periódicamente a Misiones –aunque no con la asiduidad que hubiese deseado– y Posadas es uno de mis lugares obligados. En ese tiempo es mucho lo que se observa ha progresado toda la provincia y, en particular, su capital.Quizás, de esos cambios todos coincidan en que la costanera posadeña es lo que más valga destacar por su belleza y magnificencia. Aunque tampoco puede dejarse de mencionar la transformación vial que ha ocurrido, particularmente en cercanías de Posadas.También aquí cabría mencionar la estructura vial interna de esa ciudad que ha mejorado muchísimo, aunque, tal vez, no con el ordenamiento vehicular que hubiese deseado. Se olvidaron de las bicisendas, por ejemplo, que se están generalizando en muchas ciudades. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) es, quizás, la mejor muestra de ese cambio en que mucha gente volvió a la bicicleta para desplazarse e ir a trabajar y no solo para paseo.Pero, claro, soy foráneo y son los posadeños quienes deben opinar sobre la necesidad de ese cambio puntual. En alguna ocasión he leído sobre proyectos municipales en ese sentido que, evidentemente, quedaron solo en ello.Me impresionó muy bien además las reformas que están realizando en las plazoletas de las avenidas que rodean la zona céntrica de la ciudad. Aunque me resultó hiriente el haber observado que retiraron la fuente que se hallaba en la rotonda de las avenidas Corrientes y Mitre. Para mi fue un lugar al que siempre asistía aunque fuera solo para sentir la llovizna que creaba en su entorno cuando estaba abierta. Sobre todo hace ya varios años, cuando aún no despedía los chorros que largaba en los últimos tiempos.





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