Roma es de esas ciudades imposibles de ignorar. Riquísima en historia y plena de maravillas arquitectónicas. Para comenzar a conocerla nada mejor que dar un paseo por el centro, recorrer sus calles y plazas.Entre los innumerables puntos de interés que la ciudad tiene para visitar, por cuestiones de espacio mencionaremos solamente algunos, pero el viajero debe tener presente que lo que aquí vaya a leer es nada más que un pequeñísimo atisbo de lo que podrá visitar.Comenzaremos con la Plaza España, su conocida escalinata y el ambiente que en ella se vive serán una buena forma de comenzar el viaje. A partir de allí el recorrido continúa a pie, recorriendo la Via dei Condotti (una de las calles comerciales más importantes) hasta llegar a la Via del Corso. Caminando por esta calle se cruza la Piazza Colonna (donde se encuentra la Columna de Marco Aurelio) y dos calles más adelante se encuentra la Via delle Muratte.A escasos metros está la Fontana de Trevi, maravillosa obra y excelente lugar para detenerse unos minutos y, si cree en las leyendas, aproveche para tirar una moneda en ella. A sólo cinco minutos de la Fontana se encuentra el Panteón, el edificio mejor conservado del Imperio Romano, donde se puede disfrutar de un buen cappuccino en las terrazas de la plaza contigua.Otro punto imperdible es el Monumento a Víctor Manuel II, enorme edificio realizado en honor al primer rey de la Italia unificada. El VaticanoEl centro neurálgico del catolicismo es esta Ciudad Estado dentro de Roma, y la Plaza de San Pedro es un ícono de comunión mundial, imposible no recorrerla y más imposible aún es no maravillarse ante la perfección de sus estructuras y grabados.Cuando se llega a la Plaza de San Pedro, lo primero que sucede es que se pierde el aliento, y lo segundo, luego de recuperarlo es armarse de paciencia para la espera para entrar en la Basílica de San Pedro, el templo más importante del catolicismo. Si quieren disfrutar de unas vistas magníficas no se pueden perder la subida a la cúpula de la Basílica y divisar toda Roma desde sus 136 metros de altura. La subida es bastante larga (sobre todo si eligen las escaleras) y un poco angustiosa, lo que es parte de su gracia.Cuando desciendan, si les gustan los museos podrían estar horas o días, pero pensar que al final de éstos se encuentra la obra maestra de Miguel Ángel: La Capilla Sixtina genera una sensación de ansiedad en más de un visitante.Por la noche nada mejor que dar un paseo sin rumbo para sorprenderse con las maravillas que se pueden encontrar en cualquier punto de la ciudad finalizando la jornada tomando algo en el Campo dei Fiori.Plaza de San PedroEs una de las plazas más hermosas y grandes del mundo. Se encuentra situada en El Vaticano, a los pies de la Basílica de San Pedro. Sus dimensiones son espectaculares: 320 metros de longitud y 240 metros de anchura. En las liturgias y acontecimientos más destacados ha llegado a albergar más de 300.000 personas. La construcción se llevó a cabo entre 1656 y 1667 de la mano de Bernini, con el apoyo del papa Alejando XII.Lo más impresionante, además de su tamaño, son las 284 columnas y 88 pilastras que la bordean en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de santos realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini. En el centro de la plaza destacan el obelisco y las dos fuentes, una de Bernini (1675) y otra de Maderno (1614). El obelisco, de 25 metros de alto, fue llevado a Roma desde Egipto en 1586.





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