Esa vuelta a la mesa común era esperada desde hace bastante tiempo, pero quizás lo que sorprenda es el momento y la cantidad de ejes comunes que ese sector de poder ha hallado en tan poco trayecto de un nuevo Gobierno al que pareció en principio haberle dado un crédito importante y al que ahora, incluso, le van a enrostrar una movilización.También puede resultar llamativo que el proceso se concrete sin excluidos y con pases de factura con sordina, pero en realidad para quienes conocen el paño gremial y se toman el trabajo de repasar la historia nada de esto puede llegar a sorprender.Lo que demoró años en la era kirchnerista asoma ahora como una realidad. Los dirigentes sindicales que vieron pasar montones de administraciones de variado signo político han resuelto, en este marco, llamar a una marcha de protesta y de reclamo.Algo hace ruido en la relación entre la administración nacional y los gremios. Y no se trata solo del Impuesto a las Ganancias, uno de los planteos centrales para justificar la protesta y la enésima etapa de unidad. Por ello tampoco puede dejar de colocarse en el escenario del análisis y en la balanza el hecho de que el PJ también está en proceso de ebullición, cambio y aggiornamiento, lo cual encastra perfectamente con los intereses del gremialismo pejotista.Además del Impuesto a las Ganancias se esboza el pedido de detener la sangría de suspensiones y despidos que avanza lentamente pero sin pausa, tanto en el ámbito público como en el privado.Los días y las previsibles negociaciones por venir, en definitiva, irán mostrando lo que en verdad puede llegar a ocurrir. De todas maneras ya se perciben luces amarillas, pues existe la posibilidad de que un aparente idilio inicial termine siendo apenas un romance estival, que iría apagándose con los vientos de un otoño tempranero.
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