Finalmente, el resultado de la autopsia determinó que al albañil Víctor Molina (32) lo asesinaron de un disparo en la cabeza. Por el homicidio hay dos prófugos, ambos oriundos de Buenos Aires, quienes se cree se dieron a la fuga tras el crimen, que habría sido perpetrado en la localidad de Puerto Libertad el pasado martes 23 de febrero y <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/215086/encontraron-un-cadaver-en-un-pozo-bajo-cemento-cal-y-escombros.html">en la misma vivienda donde fue hallado el cadáver</a>.Tal como ya se publicó, esa fecha es clave. Fue la última vez que vieron con vida a la víctima y en compañía de los dos porteños, realizando trabajos de construcción. Es la misma propiedad donde cinco días después hallarían su cuerpo gracias a la denuncia que radicó la hermana de Molina. Los restos del infortunado albañil fueron encontrados bajo seis metros de profundidad. Estaba sepultado con una mezcla de cemento, cal y escombros. El médico policial no encontró signos de violencia al momento de revisar el cuerpo (deteriorado por el paso de los días y la acción de la cal), solicitando un examen más exhaustivo a cargo de los forenses. Ahora se pudo establecer, tras la autopsia, que presentaba un disparo de arma de fuego a la altura de la cabeza, aunque no se determinó el calibre. El homicidio guarda ribetes mafiosos, porque de acuerdo a los pesquisas, los involucrados, tanto los sujetos de Buenos Aires como la víctima, tenían negocios en común, lo que puede llevar a conjeturar que hubo un desacuerdo a la hora de dividir ganancias. No obstante la causa se encuentra en pleno proceso investigativo, encabezado por el juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Rubén Lunge.Presunta planificaciónPara los investigadores los presuntos autores planificaron ocultar el cadáver de Molina para ganar tiempo y a su vez despistar a los uniformados en su búsqueda, pero no contaron con que sus familiares tenían el dato de la vivienda donde estaban trabajando. Fue justamente con esa información que los efectivos llegaron hasta la propiedad situada sobre la calle 25 de Mayo, en el barrio Empleados de Puerto Libertad. Al requisar un pozo con tapa de loza situado en el patio del lugar, hallaron a más de seis metros de profundidad los restos de Molina. Estaban debajo de una mezcla de elementos que obviamente eran para tratar de borrar evidencias, como ser la cal viva que quema el cuerpo y esto impide tomar huellas digitales o reconocer a una víctima a simple vista. Todo esto sumado a la descomposición natural de un cadáver. En este caso la data de muerte era de unos cinco días. Por si fuera poco, unas capas de cemento y escombros dificultaron aún más el hallazgo de los restos. En las últimas horas continuaba la búsqueda de los presuntos asesinos, quienes están identificados e incluso sus rostros quedaron plasmados en identikit que confeccionó la Policía. No se descarta que ya salieron de la provincia.





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