Ninguno de los barrios de Iprodha alejados del centro -y que se fueron entregando a sus dueños en los últimos años- están preparados para conectarse a la red cloacal y así eliminar los desechos sin tener que preocuparse siquiera. Recientemente los vecinos de Santa Helena, en el sur capitalino, se dieron cuenta de que esta cuestión es mucho más dramática de lo que parece: sus pozos negros desbordan porque el suelo donde fueron construidas las cámaras sépticas está compactado, es decir que tiene cero capacidad de escurrimiento, y ante la incapacidad económica de pagar, a cada rato, los servicios de un camión atmosférico, muchos arrojan sus aguas servidas directamente a las calles. Como no hay organización en el barrio y mucho menos control, prima una suerte de “ley de la jungla” en donde, el que puede, bombea sus desperdicios que reposan a cielo abierto en las esquinas, en la cara de sus pares donde prima la incertidumbre y desesperación, sobre todo esto último porque ya no saben a quién recurrir.“Los reclamos que hubo en su momento al Iprodha por el deficiente servicio eléctrico, con lo referente a las casas, con el agua a Samsa, etcétera ya se solucionaron. Entonces, una vez que firmamos los papeles de conformidad, todo lo demás, por ejemplo este problema de cloacas, corre por cuenta del vecino. Para colmo estuvimos haciendo nuestras averiguaciones para canalizar la problemática y ni siquiera existe ya la empresa constructora donde podamos ir a realizar algún reclamo”, dijo a PRIMERA EDICIÓN B. Martínez, un vecino que comentó vivir en la zona hace seis años pero “jamás ni nos imaginamos que podía pasar algo por el estilo”. Doble problemaResulta que las construcciones para estos desechos tampoco cuentan con cámara de desgrase (entonces toda el agua de las duchas, piletas y lavarropas, etcétera) va a parar al mismo lugar. Para colmo, la sumatoria de los temporales de lluvia que azotaron esta región pusieron el elemento que faltaba para hacer estallar la situación y poner a los vecinos al borde de un colapso ambiental. Eva, otra vecina que dio su testimonio a este Diario graficó que “las construcciones deberían contar con cámara de desgrase, que no tienen. Las aguas jabonosas de la cocina y el lavadero deberían pasar por una cámara de desgrase pero acá no es así, va directo con lo cual es peor todavía porque el detergente evita más el escurrimiento cuando no provoca averías”. “Acá lo revises por donde lo revises no le encontrás la vuelta. Además, otra cosa que nos llamó muchísimo la atención, y nos hace pensar que están comunicados entre sí, así que si una familia encara sola la tarea de convocar al camión atmosférico, a pocos los días el pozo vuelve a llenarse, pero si se ponen de acuerdo y limpian entre los dos, termina el problema por un buen tiempo. Es como si se hubieran roto y se conectaran entre sí”.“A una le da bronca ver cómo proceden algunos tirando sus líquidos cloacales a la calle, pero por otro lado, hasta te ponés en el lugar y la situación es desesperante, no da para más. Los pozos rebosan cada dos por tres y no sabés que hacer”, señaló Eva con un suspiro de resignación. En los planos entregados por el Instituto de Desarrollo Habitacional (Iprodha) figura una futura conexión a la red sanitaria, pero parece que ese “futuro” está muy lejano. Por donde se mire, las cámaras no parecen ideadas para tener una salida. Lo único que se puede ver a partir de los 50 centímetros del suelo es agua servida al lado del pozo negro porque no hay escurrimiento y la cara de interrogación de la gente que quiere saber si habrá solución para este drama, en el contexto de una provincia en alerta sanitaria y epidemiológica.“No sirven”Según lo que explican los ingenieros consultados por PRIMERA EDICIÓN, para que estas construcciones sirvan y no se presenten inconvenientes, deben tener piedras, arenas y escombros para que produzca un escurrimiento más o menos natural (que vaya absorbiendo).“Pero no hay nada ideado para que ello suceda (la conexión) hay sólo tierra compactada y para colmo ya está todo podrido”, se quejaron.“En mi cuadra hay vecinos que en la misma temporada que nosotros han tenido que utilizar los servicios atmosféricos entre dos y tres veces Son servicios caros, la última vez tuvimos que pagar 800 pesos. Para colmo al tiempo comenzaron esos temporales e inundaciones tan grandes que saturaron todo. Esto es algo que requiere una urgente solución, primero que nada poner en conocimiento lo que está pasando y segundo porque ningún presupuesto alcanza para pagar a los camiones atmosféricos si no aguantan los pozos”. “Nadie te da una solución porque las casas ya fueron entregadas hace algunos años, y en esa época era imposible imaginar que algo así podía pasar”, lamentaron. La obra está mal construida denunció un vecino a PRIMERA EDICIÓNEl hombre, entre la resignación y la incertidumbre aseguró que no hay a quien reclamar





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