El sector agropecuario aún no cayó del todo en cuanto los cambios acontecidos en el país en lo poco que va de la Presidencia de Mauricio Macri. Y es que hace apenas semanas el atraso cambiario, la baja en el precio de los productos agrícolas y el elevado nivel de las retenciones actuaron como un mix de problemas para muchas empresas dedicadas a la producción y exportación de agroalimentos. A la luz de la contundencia del tiempo, esta situación fue provocada a conciencia absoluta del pasado gobierno kirchnerista. La acuciante situación de las economías regionales admitidas por los propios gobernadores, las míticas manzanas de Río Negro que se pudrieron en sus árboles ya que no se podía cosechar pues el costo de la cosecha era mayor al precio recibido por la venta del producto, el cotidiano cierre de muchos frigoríficos con su consecuente desempleo y otras situaciones de esa índole que desencadenaron una crisis sin precedentes en el sector agropecuario. En plena precampaña presidencial, los productores pedían denodadamente la baja o eliminación de retenciones y la liberación del tipo de cambio. Bien, a poco menos de una semana de su asunción el presidente Macri cumplió con lo prometido, retenciones 0% para todos los productos agropecuarios, menos para la soja que se beneficia con una baja del 5% en el primer año, y liberación del cepo. Sin lugar a dudas y para que el plan económico de este gobierno -que guste a quien le guste es el plan de todos los argentinos- salga airoso de una coyuntura complicada, se requiere del ingreso y liquidación de divisas, y para que ello suceda los productores deben estar dispuestos a vender parte de la soja, trigo y maíz disponible que almacenan en sus silos bolsa. No habrá salida de la crisis con mezquindad o especulación. Sí con valores y una alta dosis de riesgo, además de la solidaridad hacia el resto de la sociedad. El momento es ahora y la situación así lo amerita y está en manos de los productores dar ese empujón que falta.
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