Señora Directora: La democracia exige que los derechos políticos y los de la minoría ser resguarden, decía Nelson Mandela. Mi abuelo tuvo 10 hijos, cuando se iba a la heladería les preguntaba a cada uno que gusto querían, uno decía chocolate, otro frutilla y así sucesivamente, luego se dirigía al heladero y le pedía vainilla para todos. Bueno gobernar por decreto es algo parecido a esto. A lo largo de sus dos mandatos presidenciales, Cristina Fernández de Kirchner firmó 29 decretos de necesidad y urgencia. En cinco días de gobierno, Mauricio Macri ya la superó: acumula unos 40 DNU. Elegir jueces por decreto, sin esperar el acuerdo del Senado; es como elegir presidente sin acuerdo del pueblo. No costaba nada seguir el procedimiento legal, hubiese sido un gesto moral de respeto por las instituciones, a los demás poderes y a la gente. Hay un mensaje subliminal allí: ¡Acá el que corta el estofado soy yo! Pero el estofado tiene que ser para toda la gente, pues un presidente, siguiendo la metáfora, tiene que cocinar para todos, con la receta de la abuela, o sea siguiendo la Carta Magna. ¿Si era urgente porque no llamó a sesiones extraordinarias? Además la Corte Suprema de Justicia tiene mecanismos para cubrir los cargos. ¿A dónde quedó la humildad, la legalidad, la imparcialidad, la participación? Ejecutividad, pues los tiempos apremian, como enaltece Majul, asumiendo un rol más de militante que de periodista, para que luego el presidente electo diga en un tono humilde: si me equivoco que los medios me lo marquen, y allí está equivocado. No son los medios, los periodistas, los que muchas veces son voceros de sus contratistas, los que deben corregir a un presidente, sino que es el poder quien debe controlar al poder, como fue el sistema republicano pensado. Una virtud de la democracia es que las medidas a tomar deben pasar por el tamiz de los otros poderes, así se legitiman las medidas y se fortalece la democracia; de lo contrario, se sedimentan sus pilares, como así criticaba el actual presidente a Cristina Kirchner, cuando le decía que no se puede establecer decretos entre bambalinas, pues se deteriora a las instituciones. Es bueno reconocer los errores, pero también es bueno ser coherente.





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