En Argentina, el potencial de riego para uso agropecuario es de 6,1 millones de hectáreas, según el proyecto “Desarrollo Institucional para la Inversión” FAO/Prosap UTF/017/ARG y UTF/015/ARG. Este trabajo tiene como objetivo general mejorar las condiciones de vida de los pequeños y medianos productores, mediante el incremento de las inversiones agropecuarias, a través de proyectos que favorezcan el desarrollo rural y regional. El estudio es el resultado de un trabajo mancomunado entre la FAO, el Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap) de la Unidad para el Cambio Rural (Ucar) y diversas organizaciones afines.Este estudio propone una herramienta multicriterio, un mecanismo estructurado que sistematiza la información recopilada para identificar estrategias de acción que posibiliten la planificación de acciones y mecanismos orientados a incrementar e intensificar sosteniblemente la producción de la agricultura irrigada en la Argentina. Luis Loyola, Oficial de Apoyo a las Inversiones de FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y los Alimentos) y uno de los investigadores del trabajo, afirmó que se pudo determinar que el potencial de riego de Argentina es de 6,1 millones de hectáreas. El 12 y 13 de noviembre presentó los resultados del proyecto en la Jornada Internacional de Riego y Uso del Agua con Fines Productivos, en Guaymallén (Mendoza). La jornada fue organizada por la Unidad para el Cambio Rural (Ucar) del Magyp en conjunto con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza (DGI). El encuentro tenía como principal objetivo promover ideas en torno al uso eficiente y sustentable del agua con fines productivos para contribuir al desarrollo económico en América Latina.Demanda de alimentosDurante su ponencia sobre el “Potencial de Riego de la Argentina”, Loyola advirtió que el aumento en la demanda de alimentos, el incremento en los precios y el impacto de estos últimos sobre el cambio climático brindan oportunidades para el incremento de la productividad de la agricultura irrigada. “Argentina cuenta con un contexto favorable en relación a los recursos naturales, para incrementar el riego como herramienta eficiente para la intensificación sostenible de la producción agrícola”, señaló.La producción agropecuaria bajo riego son productos de alto valor, que tienen un potencial exportable fenomenal. El área regada en Argentina -en la actualidad- es del 6% del área cultivada, pero –advirtió el director ejecutivo de la Ucar, Jorge Neme- “los productos de esa área regada representan el 17% del valor del producto agropecuario. Es decir por cada hectárea regada se produce el valor de tres hectáreas en secano”. Insistió en que “es un tema clave en el futuro de Argentina, que puede convertirse en un proveedor de alimentos de calidad, de frutas, hortalizas y productos primicias en los mercados mundiales más exigente, a los que podemos llegar en contra estación. En caso de riego complementario, incrementa la seguridad de cosecha”.Información sobre agua en la superficie y subterránea.El trabajo de investigación comenzó hace dos años y medio, un proceso que no fue fácil porque había que recopilar datos dispersos de diferentes organismos y generar lo que faltaba. Fue necesario contar con información sobre superficie agrícola regada actualmente, sistemas de riego, disponibilidad y calidad de agua, usos y tipos de suelo, cultivos, rendimientos, costos, precios, mercados, infraestructura, energía disponible, resultados económicos, nivel de organización, tenencia de la tierra y marcos normativos. Todo lo recolectado se compiló y reunió en un solo documento, que está disponible en la web de la FAO. Dentro de este proyecto se comenzó a elaborar un mapa de acuíferos, porque “era fundamental estudiar y conocer sobre las aguas subterráneas”, expuso Loyola. Hasta el momento, se logró avanzar en el análisis de la información existente de los acuíferos y conocer así qué profundidad y capacidad de recarga tienen. Reconoció que “el tema de agua subterráneas es una de la mayores falencias que tenemos, para la toma de decisiones. Es necesario generar más información. Hasta el momento, hicimos estudios en ochos provincias del centro y norte del país, junto al Instituto Nacional del Agua delegación Santa Fe”. También llevó mucho tiempo y trabajo sistematizar la información, porque había que compilar.Según una investigación de la Universidad de Palermo, los ríos y lagos constituyen menos del 3% del agua dulce fluida de nuestro planeta. Mientras que el 97% restante (unos 1230 km3 de agua) se encuentran en el subsuelo. En tanto, el Acuífero Guaraní (AG) constituye “uno de los reservorios subterráneos de agua dulce más importantes del mundo, con una reserva estimada de 30.000 km3. Se extiende en la cuenca del río Paraná en alrededor de 1.190.000 km2 y es compartido en orden de extensión territorial por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay”. Otro acuífero que abarca Argentina es el Sistema Acuífero Toba (SAT), con una superficie aproximada de 210.000 km2, lo que representa un 7,7% del territorio nacional. Incluye a las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa, Chaco y Santiago del Estero. Pero “existe mucha incertidumbre con respecto a los acuíferos, seguimos investigando sobre la ubicación y capacidad porque consideramos que es necesario generar más información”, insistió Loyola de la FAO.La información generada a través de estos estudios ayuda a definir estrategias y políticas de estado con respecto al uso del agua, sobre todo en zonas donde el vital líquido es escaso. Aunque también es importante para aquellas regiones en que abundan las precipitaciones y las aguas superficiales, porque permite utilizar el agua sin derrocharla. Texto: gentileza, Isabel Carrera.





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