<p style="margin-bottom: 0cm;">Una nueva técnica por cateterismo permite tratar los ataques cerebrovasculares isquémicos con mejores resultados que los conocidos mediante la terapia estándar con medicación trombolítica (fármacos que disuelven el coágulo): numerosos trabajos publicados avalan el éxito de este procedimiento, que ya se está realizando en algunos centros médicos de Argentina. </p><p style="margin-bottom: 0cm;">Así lo informaron desde el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) y auguraron un vertiginoso crecimiento de la llamada ‘angioplastia intracerebral con trombectomía mecánica’, una intervención mínimamente invasiva semejante a la angioplastia coronaria.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Hasta hace algunos años, el único tratamiento inmediato disponible para el ACV isquémico, que es el más frecuente, era la administración de fármacos fibrinolíticos, que son medicamentos cuya función es disolver el trombo que está ocluyendo el vaso.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Sin embargo, su nivel de efectividad -medido en sobrevida, grados de discapacidad y calidad de vida- es muy bajo, por lo que la llegada de nuevas alternativas de tratamiento abre un espectro de esperanza para las personas con stroke.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">En opinión del Dr. Alejandro Cherro, cardioangiólogo intervencionista, vicepresidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), “con el desarrollo y la difusión de la angioplastia intracerebral con trombectomía mecánica, se espera obtener mejores resultados y disminuir la mortalidad y discapacidad por esta patología. La técnica consiste en la introducción de un dispositivo hasta el sitio donde se encuentra el émbolo (trombo) que ocluye al vaso y aspirarlo mecánicamente para que se libere la luz de esa arteria. Es una intervención muy similar a la que se utiliza en el corazón ante un infarto agudo de miocardio”.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Tal como describió el Dr. Pedro Lylyk, neurocirujano, presidente del Colegio Argentino de Neuroradiólogos Intervencionistas (CANI), “para la realización exitosa de la trombectomía intracerebral, se requiere en primer lugar recibir el paciente a tiempo, ya que muchas veces llegan tarde a la guardia médica y el procedimiento deja de ser efectivo. Por otro lado, es importante contar con un equipo humano capacitado disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año”.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">El ataque cerebrovascular (ACV), también llamado ‘ictus’ o ‘stroke’, constituye la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en la población adulta. Se produce por el inicio súbito de un déficit neurológico debido a un trastorno generalmente agudo de la circulación sanguínea en el cerebro.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Los hay de dos tipos: hemorrágico o isquémico. El primero es comúnmente denominado derrame cerebral y se da en el 20 por ciento de los casos de ACV; en general, es causado por hipertensión arterial o debido a la ruptura de un aneurisma o malformación vascular. El ACV de origen isquémico es el más frecuente y se origina por la oclusión en una arteria cerebral a causa de un trombo (coágulo de sangre).</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Si bien la incidencia del ACV es menor a la del infarto agudo de miocardio (IAM) -se estima que llegan a la guardia 1 ó 2 casos de stroke por cada 10 infartos-, la ventana de oportunidad, que es el tiempo desde que comienzan los síntomas hasta que deja de ser efectivo el tratamiento, es mucho menor en el ACV que en el IAM. Mientras que en el infarto la ventana oscila entre 6 y 12 horas (de acuerdo a las opiniones divididas de distintos grupos de investigadores), la del stroke va de 3 a 5 horas.</p><p style="margin-bottom: 0cm;">Adicionalmente, la persona que padece un ACV demora más en acudir en busca de asistencia médica que la que sufre un IAM. Esto posiblemente sea debido a la sintomatología menos reconocible, que generalmente incluye debilidad o adormecimiento de un brazo, una pierna o ambos, ceguera o trastornos visuales en un ojo, inestabilidad en la marcha, dificultades para hablar y asimetría en el rostro, entre otros.</p>





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