El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aportó a la sesión inaugural un enjundioso discurso, en el que puso énfasis en convencer a los más de 15O jefes de Estado presentes a actuar con responsabilidad frente al cambio climático y “salvar al mundo para las próximas generaciones”.“Ninguna nación, grande o pequeña, rica o pobre, puede considerarse inmune a las consecuencias de los cambios en el clima”, advirtió el mandatario, en tanto en la misma sesión, el presidente de China, Ji Jimping prometió que su país acelerará el cumplimiento del cronograma voluntario de disminución de las emisiones; y la canciller alemana, Angela Merkel, instó a los presentes a concluir en un “acuerdo ambicioso y vinculante”.Pese a que desde la Cumbre de Copenhage en 2009, donde no hubo acuerdo para sustituir el Protocolo de Kyoto con metas voluntarias, aproximadamente 180 países se avinieron a establecer sus propios porcentajes de disminución de emisiones, la propia Merkel se encargó de traducir el escaso optimismo que impera en la Cumbre, al señalar que “la mala noticia es que todavía no alcanza para lograr el objetivo” de mantener en 2 grados la temperatura terrestre. China, que responde por el 25% del total de emisiones, y Estados Unidos (19%), junto a otros países industriales, como Canadá, con el mayor porcentaje (24,7%) de emisiones per cápita, y emergentes como India y Rusia, entre otros, tienen la mayor responsabilidad en la, hasta hoy, infructuosa búsqueda de un acuerdo global. Paradójicamente, muchos se inclinan a creer que la solución no vendrá por un acuerdo en la ONU, sino mediante el incremento de la inversión global en energías alternativas.





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