POSADAS. Marta Espíndola es la tan requerida modista que tantas veces hace falta y pocas veces se encuentran. Ella comenzó cuando era muy joven y se desempeñaba como empleada doméstica en una casa de familia. Allí, su patrona fue quien le compró las revistas y le enseñó a calcar moldes. Más tarde conoció a Martín Alegre, quien fue su esposo y compañero de toda la vida. Ella era mamá soltera con 24 años y dos hijos; “cuando lo conocí él tenía 60 años, era un excelente hombre. Estuvimos juntos hasta hace 9 años que falleció. Él me acompañaba y trabajaba a la par mía. Cuando nos conocimos me preguntó cuál era mi sueño y yo le dije: tener mi taller. Ahora lástima que él no puede disfrutar de todo, pero sí fuimos creciendo juntos”. Marta se emociona al recordar aquellas épocas en que “nos habían pedido que hagamos mil ombligueros para un comercio porque ya no se fabricaban y las mamás pedían. Con mi esposo y mi hija hacíamos, pegábamos las cintas y mi esposo hacía los rollitos”. “¿Querés saber cómo comencé?, con una maquinita vieja, luego puede comprar una Singer y ahora tengo tres máquinas industriales y tres familiares. Todo fui ahorrando, pagando en cuotas, con una me ayudaron y otra me regaló mi esposo cuando cumplí los 40 años, y así, poco a poco. Siempre a pulmón todo”. De los sueñosCuando Marta era chica y vivía en Jardín América (ella es la tercera de 12 hermanos), cuenta que su mamá ya cosía y ella también quería hacer lo mismo, “antes no había televisión y mi papá compraba revistas, ahí había publicidades de Corte y Confección gratis y yo decía: ‘eso voy a hacer yo’; me acuerdo y me emociono porque aprendí a coser en un taller con la señora Amalia, yo la ayudaba cuando tenía pedidos grandes, por ejemplo para los desfiles de Adriana Mayol”, la reconocida diseñadora local, ya fallecida. Ahora, después de tantos recuerdos su sueño está cumplido, hace de todo, “ y no es por mandarme la parte pero hago arreglos de todo tipo: me traen sábanas y hasta cuchas para perros. También mi máquina hace ruedos en telas como las de lycra, o arreglo las remeras de modal que quedan como de fábrica. Estoy contenta con mi trabajo, extraño a mi esposo que era quien me ayudaba con los pagos de los servicios, él me enseñó a ser ama de casa y me ayudó para que estudie. Comencé con una máquina viejita y ahora tengo 3 industriales y 3 familiares. Cuando tengo mucho trabajo me ayuda una señora, pero siempre trabajo sola”. Su emprendimiento-taller es Confecciones Marta, un lugar donde se trabaja desde las 9 hasta las 12, “después cocino o tengo algo preparado, a veces me acuesto o sigo de largo si tengo mucho. En este momento estoy haciendo trabajos para la Estudiantina que me pidió una amiga que la ayude, también estoy bordando unas alpargatas y así, siempre tengo algo para hacer. Por ejemplo me piden de un comercio que les haga las cortinas, hice cientos de almohadones…”, y sigue dando lo mejor. Contactosy compromisoMarta Espíndola tiene su página en la red social Facebook como Creaciones Marta. También pueden comunicarse con ella al 3764 625637 para consultas y pedidos. Es un ejemplo de cómo cada persona va construyendo su futuro con dedicación y esfuerzo. Recibió ayuda cuando fue empleada doméstica, guiándose con los moldes, después probó en la escuela “pero no me gustaban mucho las matemáticas y la costura es matemáticas”, confiesa sin culpas porque igualmente aprendió. Ahora tiene clientes de hace muchos años, personas que saben que contarán con su pedido en tiempo y forma. Algo que no esperaba son los trabajos de la Estudiantina que está ayudando a una amiga a terminar, y luego las máquinas siguen sin descanso.





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