POSADAS. La del lunes fue para Fernando Zoto (50) la más violenta de las cuatro veces que le robaron en 19 años de atención al público. Por la noche, la agencia de quinielas de la que es propietario recibió la visita de dos delincuentes armados, quienes a cara descubierta sembraron el pánico entre los presentes. Se llevaron 8.000 pesos, celulares y hasta una máquina para “levantar” las jugadas.“Sacaron las armas, apuntaron y nos hicieron tirar a todos al piso”, le contó Zoto a PRIMERA EDICIÓN ayer por la mañana, aún consternado por la situación que vivió la noche anterior junto a empleados, vendedores de quiniela y clientes de la casa, tal como anticipó este diario.El propietario de la agencia emplazada sobre Santa Catalina y Mendoza de Posadas contó que minutos después de las 19 del último lunes llegaron a la escena dos hombres que enseguida revelaron sus intenciones. “Uno tenía 50 años y era morocho; el otro, de 20, era rubiecito. Los dos estaban armados”, recordó.En el lugar había siete personas, entre clientes y vendedores que salen a “levantar” jugadas por la calle y que habían regresado a la agencia para rendir cuentas. “Cerraron la puerta y nos hicieron tirar al piso, ahí sacaron las armas y fueron a buscar la plata de la caja registradora”, narró Zoto.Los ladrones actuaron a cara descubierta y, al menos uno de ellos, el mayor, que fue quien dirigió el asalto, hablaba con marcado acento local, según explicaron las víctimas a los investigadores de la Policía provincial.Zoto recordó que en principio los delincuentes parecían haberse conformado con los cerca de 8.000 pesos que obtuvieron de la caja registradora. Estaban por irse, pero entonce se percataron de que podían agrandar el botín.“Se iban y parece que ahí se acordaron de los teléfonos celulares. Como les dijimos que no teníamos, se pusieron violentos y empezaron a patearnos”, detalló el comerciante sobre aquellos segundos de violencia. Zoto agregó que entonces se hicieron de las carteras y bolsos de los vendedores y hasta de una máquina utilizada para hacer las jugadas en la calle. “Una de las chicas había cobrado el aguinaldo y lo tenía en su cartera. Se llevaron todo, desde tarjetas de crédito hasta documentos personales”, lamentó el propietario del lugar.Con el dinero y esos elementos de valor, los forajidos finalmente decidieron abandonar la agencia de quinielas. Escaparon a la carrera por Santa Catalina hacia el sur, es decir, en dirección a la avenida Quaranta. No obstante, por el testimonio de testigos se supo que actuaron con un vehículo de apoyo: a no más de una cuadra los esperaba un tercer sujeto a bordo de un Peugeot 504 blanco con el que la banda se perdió en el horizonte.“Sentí miedo por los clientes, que les hicieran algo”, dijo Zoto conmovido por los momentos de angustia e incertidumbre que protagonizó. “Fueron cinco o diez minutos”, agregó, tras lo cual dio a entender que se trató de segundos de extrema tensión.A raíz del hecho, el empresario aseguró que en los próximos días instalará cámaras de seguridad y que abrirá el local hasta las 19. “Después de esa hora vamos a atender solamente a las personas que conocemos”, cerró Zoto.Es que efectivamente, más allá del susto y del perjuicio económico que sufrió, quiere seguir trabajando. En medio del robo, quizás con algo de bronca, se lo dijo a los ladrones: “Pero flaco, estoy laburando…”, lanzó. La respuesta de los ladrones fue contundente: “Nosotros también”.





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