PICADA EL YERBAL, EL SOBERBIO. Más de 60 niños concurren a diario al aula satélite de picada El Yerbal, a 38 kilómetros de El Soberbio, sobre la ruta costera 2. Caminan tres, cuatro, cinco kilómetros por tierra y barro para llegar a clase. Junto a sus maestros se esfuerzan en aprender a leer y escribir, a sumar, restar, estudiar historia y geografía. Buscan terminar la primaria y “ser alguien”, y honrar a sus padres, que hace diez años fueron los que ayudaron a construir la casa de madera donde funcionan las aulas, que dependen de la Nº653 de El Soberbio. Pero el esfuerzo debe ser doble cuando la casita donde estudian se cae a pedazos. Hace algunos meses, una tormenta destruyó el techo de chapas de cartón y la madera de las paredes y piso se cae y pudre, dejando grandes grietas por las que entra el viento helado de los meses fríos.La escuela no está escondida en una picada, está totalmente a la vista, a metros de la ruta costera. Pero eso parece no ser suficiente para ser tenidos en cuenta por el gobierno educativo. Es por eso que los padres, que quieren una educación digna para sus hijos y evitar que ocurra un accidente, evalúan cortar la ruta para exigir una respuesta a su pedido. Una solución insuficienteTras la caída del techo, la solución más al alcance fue ni más ni menos que la construcción de un techo de chapa por sobre la escuela. Pero ocurre que este tinglado es tan pequeño que si llueve de costado, entra agua por las paredes laterales. “Tratamos de ir arreglando las maderas que se rompen, pero entra viento por las paredes. Y hay maderas podridas en el piso y eso es un peligro para nuestros hijos, porque se pueden caer”, señaló un padre. La comunidad educativa ha agotado todas las posibilidades a su alcance para mantener la escuela en condiciones. Los padres -jornaleros que trabajan en plantaciones y aserraderos- han aportado el dinero que no tienen para comprar clavos y conseguir maderas para construir con sus propias manos paredes, bancos y letrinas. En noviembre gestionaron un pedido de un edificio nuevo ante el Consejo General de Educación (CGE), pero por el momento no hay novedades. Es por ello que evalúan tomar una decisión que no desean pero aparenta ser la única forma de atraer la atención de las autoridades educativas: cortar la ruta 2.La gran paradoja misioneraEn los últimos años el Gobierno renovador ha destinado millones de pesos en obras y atracciones turísticas como la Cruz de Santa Ana, el monumento a Andresito, el Centro de Conocimiento. También se han construido escuelas, pero muchas esperan hace años un edificio decente.Paradójicamente, la circulación de turistas de otras provincias argentinas e incluso del exterior ha significado un aporte a esta escuelita. ¿Cómo? Algunos turistas que viajan por la ruta costera admirando el paisaje suelen divisar la casilla de madera y algunos niños con guardapolvos. Solidariamente han frenado su marcha para acercarse a ellos, preguntar por sus carencias más urgentes y comprometerse a enviarlas cuando, finalizada la visita a Misiones, retornen a sus lugares de origen. Todo un gesto de solidaridad y compromiso social que a la burocracia local le suele faltar, y mucho.





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