SANTIAGO, Chile (AFP-NA). La socialista Michelle Bachelet asumió ayer la Presidencia de Chile para los próximos cuatro años, en su retorno al poder después de un primer período (2006-2010).Sus promesas despertaron altas expectativas en un país con un alto crecimiento económico pero que arrastra una gran desigualdad social. Bachelet, de 62 años, fue investida al mediodía en la sede del Congreso en el puerto de Valparaíso (120 km al Oeste de Santiago), en una ceremonia simbólica: la senadora Isabel Allende, hija del depuesto mandatario Salvador Allende, le entregó a su compañera de partido la banda presidencial.Allende se convirtió este martes en la primera mujer en presidir el Congreso chileno, un puesto que su padre ocupó tres años antes de llegar al poder, en 1970, y desde el cual fue depuesto por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre en 1973.“Es un gran honor estar asumiendo hoy el desafío de ser la primera mujer presidenta del Senado en la historia de Chile y entregar la banda presidencial a otra mujer, Michelle Bachelet”, dijo Allende, visiblemente emocionada, tras posesionarse del cargo. “La imagen histórica de dos mujeres ocupando simultáneamente los dos más altos cargos del Estado recorrerá el mundo”, agregó.El saliente presidente derechista, Sebastián Piñera, abandonó entre aplausos el palacio presidencial para dirigirse al Congreso chileno.Antes de abandonar la casa de Gobierno, Piñera afirmó que se va “con la cabeza en alto”, porque está seguro de que su gobierno le entrega a Bachelet “un Chile que es un mejor país del que teníamos hace cuatro años”. Piñera, un multimillonario empresario que al asumir en 2010 rompió con dos décadas de hegemonía de gobierno de centro izquierda, deja el cargo con un 50% de popularidad y un promedio de crecimiento económico del 5.4%. La presidenta argentina, Cristina Kirchner, la brasileña Dilma Rousseff, el boliviano Evo Morales, el peruano Ollanta Humala y los mandatarios de Uruguay, José Mujica, de Paraguay, Horacio Cartes, de México, Enrique Peña Nieto, y de Ecuador, Rafael Correa, entre otros, acompañaron a Bachelet. Estados Unidos estuvo representado por su vicepresidente, Joe Biden, mientras que por España lo hizo el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien inicialmente debía llegar a Santiago el lunes, suspendió su visita a Chile, y fue representado por el canciller Elías Jaua. Maduro enfrenta en su país una ola de protestas a favor y en contra de su gobierno, que dejaban hasta ahora una veintena de muertos.Bachelet ganó la reelección tras imponerse en segunda vuelta a la derechista Evelyn Matthei, con un 62% de los votos, tras prometer profundas reformas sociales.En educación, propuso gratuidad a nivel universitario en seis años y acabar con el lucro en colegios privados que reciben subvención del Estado, donde estudian la mayoría de los escolares chilenos, y que se han convertido en una ingente fuente de recursos para sus dueños.Las dos medidas son los mayores reclamos que estudiantes chilenos han exigido en las multitudinarias protestas callejeras que se iniciaron en 2011. Por ahora, no obstante, los estudiantes miran con desconfianza las promesas de Bachelet y anunciaron que seguirán sus protestas.Para financiar la reforma educativa, Bachelet planteó también una ambiciosa reforma tributaria que busca recaudar 8.200 millones de dólares (3% del PIB)La líder socialista propuso también una nueva Constitución, que acabe con la impuesta en 1980 por la dictadura de Pinochet, contenedora aún según ella de importantes “cerrojos” antidemocráticos.Pediatra, separada y madre de tres hijos, Bachelet se convirtió en 2006 en la primera mujer en ocupar la Presidencia de Chile y ahora es también la primera en resultar reelecta. Para sus primeros 100 días de Gobierno, Bachelet se impuso concretar 50 medidas que tracen el camino para lograr sus reformas y que den una señal clara de su voluntad a la ciudadanía.En el Congreso cuenta con las mayorías necesarias para aprobar la reforma tributaria, pero necesitará forjar alianzas con la oposición e independientes para aprobar la reforma educativa y de la Constitución.Analistas creen que podría obtener con facilidad los votos para materializar sus cambios en educación, pero ven más complejo que alcance consensos en materia constitucional, ya que se requieren altísimos quórums. A nivel interno, Bachelet deberá enfrentar las divergencias que ya se observan en la amplia coalición política que la apoya, que incluye a democristianos, socialistas y comunistas, que volvieron a integrar un gobierno primera vez en 40 años.Además deberá lidiar con una sociedad más exigente, que logró tras una fuerte presión que cuatro de sus viceministros designados renunciaran antes de asumir, por conflictos de interés y un cargo de ofensas al pudor. DeudaCon la entrada en funciones Bachelet, América Latina y el Caribe pueden jactarse de la proeza de contar con seis mujeres gobernantes, una realidad engañosa, ya que las mujeres siguen teniendo poca representación en las instancias de poder.Cristina en Argentina, Dilma en Brasil, Laura Chinchilla en Costa Rica y el citado caso de Chile, sin olvidar Jamaica (Portia Simpson) y Trinidad y Tobago (Kamla Persad-Bissessar), vienen a desmentir la mala reputación del continente en derechos de las mujeres.Europa cuenta hoy con la misma cantidad de mujeres en el poder, seis jefas de estado o de gobierno en Alemania, Lituania, Dinamarca, Eslovenia, Kosovo y San Marino. En África hay cuatro mujeres gobernantes en Liberia, Malawi, República Centroafricana y Senegal. En Asia son tres, en Bangladesh, Corea del Sur y Tailandia.Sin embargo, organismos de la ONU señalan otra realidad latinoamericana en la cual las mujeres salen peor paradas. En el continente las mujeres parlamentarias, jueces o ministras ocupan a penas un 26% de los puestos; a nivel de los gobiernos locales la situación es todavía más precaria con un 11,7% de mujeres alcaldes.La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha llamado a “construir un modelo de desarrollo que esté basado en la igualdad” en el marco de los Objetivos del Milenio de la ONU.Actualmente trece países latinoamericanos tienen leyes de cuotas para las mujeres, pero pese a algunos avances en Cuba y Nicaragua principalmente, se perciben pocos resultados.Según el Observatorio de la Igualdad de Géneros de la Cepal, las mayores diferencias se registran en el terreno económico.Cinco mujeres de cada diez están excluidas del mercado de trabajo en América Latina y el desempleo se ceba con las mujeres, 7,8% contra el 5,9% para los hombres. Estas cifras no contribuyen a la autonomía econ&a
mp;oacute;mica de las mujeres, señalada como una de las condiciones para el pleno ejercicio de sus derechos.Un estudio reciente de la consultora McKinsey reveló que sólo 8% de los miembros de los consejos de administración de las 348 mayores empresas latinoamericanas son mujeres. Las dirigentes no superan un 5%. En la materia, el país que presenta mejores resultados es Colombia (17% y 9%).El panorama, sin dejar de ser preocupante, no está a años luz de lo que sucede en Europa, donde sólo 10% de las mujeres se sientan en los consejos de administración y 17% dirigen grandes empresas. En Asia las cifras son de 8% y 6% respectivamente.Los datos dan la razón a la exsecretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, quien declaró recientemente ante la ONU que “el progreso (de la condición femenina) es el gran tema pendiente del siglo XXI”.





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