SAN VICENTE. Unas 20 familias ocuparon un predio al costado de la ruta nacional 14 a la altura del kilómetro 1266. Son tareferos, que ingresaron, “rozaron” y quemaron el pasto seco existente para luego instalar sus carpas. El predio se encuentra en jurisdicción nacional.Es la tercera ocupación que ocurre desde fin de año, lo que eleva a 170 las familias intrusas. Primero fue un grupo de trabajadores rurales el que ocupó un sobrante de la ex ruta nacional 14, situado a cinco kilómetros antes de llegar a San Vicente. Luego otro grupo más numerosos ingresó a un predio que la Cooperativa Tabacalera de Misiones dice que es suyo, en el kilómetro 1265, sobre el margen izquierdo de la misma arteria. Finalmente el último fin de semana se produjo la invasión a pocos metros del último caso apuntado, pero del otro lado de la ruta.Desde el municipio no se vislumbra ninguna política de inclusión social ni de ordenamiento poblacional, como para que las personas más humildes puedan llegar a adquirir un predio donde vivir. Una cuestión históricaLa ocupación o intrusión siempre fue una metodología recurrente en San Vicente para conseguir un “pedazo” de terreno y levantar la casa. De hecho, el origen de esta ciudad estuvo marcado por la ocupación ilegal, basta remontarse a los años sesenta o incluso antes, cuando llegaban colonos de otras partes de la provincia y entraban en las chacras fiscales. Eso siguió de la misma manera con la parte urbana.Las soluciones siempre llegaron después del problema. A principio de la década del 80, la provincia loteó la mayor parte del casco céntrico de San Vicente, que había sido ocupado en forma irregular. Eso ocurrió con los barrios Sol De América, Ceferino, Ex Alumnos, San José y parte del barrio Jardín. Más tarde la gente entró en los lotes que hoy se conocen como barrios San Ramón y San Cayetano, y más cerca en el tiempo los barrios San Roque González y Progreso, siempre en tierras fiscales. También hubo intrusión en tierras con títulos de propiedad, que dieron lugar al barrio Unidos, que hace unos años solucionó el problema con la participación del Iprodha, que compró la chacra de casi 30 hectáreas y se la vendió a sus ocupantes. El municipio tuvo que solucionar también la ocupación del barrio Ex Ibarra. Allí unas 30 familias habían ocupado un predio y luego el municipio arregló con los propietarios la reubicación de la gente en otro predio.En la parte rural, en 1987 se promulgó una ley provincial para otorgar el permiso de ocupación a los colonos que trabajaban en los lotes fiscales del municipio de la Capital Nacional de la Madera. Eso permitió que miles de productores puedan regularizar la tenencia de la tierra que ocupaban en forma ilegal. Hoy la situación económica y los altos precios en que se venden los terrenos urbanos en San Vicente hacen casi imposible que una familia humilde pueda adquirir un predio para hacer su casa y vivir. Los loteos de terrenos privados cuestan más de 80 mil pesos. Tampoco esas familias humildes pueden acceder a viviendas del Estado ya que les exigen ingresos de más de siete mil pesos, monto al que un tarefero o changarín no llega, al menos que falsee las declaraciones juradas.





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