POSADAS. Hace una semana comenzaban las actividades en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones. Los ingresantes arrancaron su trayecto en el cursillo, con muchas expectativas, ansiedades y algunos miedos ya que todo es nuevo: el régimen de estudio, la vida lejos de casa, las técnicas de estudio, los compañeros de curso. Muchos de ellos se inscribieron en la Licenciatura en Genética, una de las pocas en el mundo que se dicta en universidades públicas. Sus estudiantes provienen de distintas partes del país y del continente. Varios años atrás, más precisamente en 2001, un joven oriundo de Ledesma, provincia de Jujuy, iniciaba un camino similar en esta casa de estudios y hoy lo continúa en Estados Unidos, más precisamente en la Universidad de Yale. Como él, decenas de graduados de la UNaM se radican en universidades extranjeras para investigar y perfeccionarse, y más tarde volver a la Argentina para de alguna manera retribuir lo que aquí han aprendido. En el marco del Día del Genetista, que en Argentina se conmemoró el sábado 8 en homenaje a la primera publicación de las investigaciones de Gregor Mendel, el “padre de la genética”, compartimos un relato en primera persona de la experiencia del jujeño Juan Pablo Fernández (31), quien se radicó en Norteamérica en abril de 2013 e investiga en el Departamento de Genética de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.Un sueño que comenzó en Misiones“Nací en Libertador General San Martín, más conocida como Ledesma, en la provincia de Jujuy”, contó Fernández a PRIMERA EDICIÓN. Tras culminar la secundaria en esa localidad, “me fui a Posadas en 2001, a pesar de la crisis, a empezar con mucha ilusión la Licenciatura en Genética”, dijo.“Terminé el cursado en diciembre de 2005. En 2006 obtuve una beca del Milennium Nucleus in Developmental Biology otorgada por la Universidad de Chile para realizar mi tesis de graduación. La misma fue llevada a cabo en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Conicet – Universidad Nacional de Tucumán) bajo la dirección del Dr. Manuel J. Aybar. El tema de investigación fue en el área de Biología del Desarrollo”. En 2008 obtuvo una beca del Conicet para comenzar el Doctorado en Bioquímica en el mismo laboratorio, trayecto que culminó en 2012.En abril de 2013, Juan Pablo y su esposa Guillermina, quien también es argentina, se radicaron en Yale, Estados Unidos. Allí él comenzó su posdoctorado en el Departamento de Genética de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, bajo la dirección del doctor Antonio Giraldez (http://www.yale.edu/giraldezlab/Welcome.html), donde trabajan uno 20 investigadores de todo el mundo.Descifrar el desarrollo humanoSobre el trabajo que realizan allí, Juan Pablo señaló: “Trabajamos con un organismo modelo conocido como pez cebra (zebrafish) en el cual estamos interesados en comprender cómo a partir de una única célula -el huevo fecundado- se genera un organismo adulto multicelular y complejo. En particular nuestro trabajo se centra en descifrar un proceso clave y universal en el reino animal que es la transición del control materno de los primeros estadíos del desarrollo, al programa propio del embrión o cigoto, el cual le permitirá continuar en su proceso de desarrollo”.Al respecto destacó que “uno de los últimos trabajos publicados por este laboratorio en la prestigiosa revista Nature -la más destacada a nivel mundial- describe inequívocamente tres factores claves involucrados en dicho proceso”.“Actualmente el grupo de trabajo creció mucho, somos 20 personas de varias nacionalidades y culturas, el trabajo es intenso y muy exigente, pero siempre en un ambiente agradable y en donde la calidad humana y científica son excelentes”, destacó Fernández.AcostumbrarseVale decir que la partida y llegada a un nuevo país no fue sencilla. Juan Pablo y Guillermina, debieron aprender el idioma y las costumbres. “Los primeros meses fueron los más duros, llegar a un país totalmente nuevo, sin saber donde vivir”, recordó Juan Pablo, quien a pesar de todo lo nuevo no abandonó la tradición de tomar mate y lo lleva a todas partes, incluso a la cancha de fútbol.“La adaptación tuvo varios matices, pero en general divertidos, por ejemplo, tuvimos que aprender de nuevo algo tan simple como comprar en el supermercado y ni hablar de la odisea para sacar la licencia de conducir”, detalló. “Con el correr de los meses me fui adaptando, tanto laboral como personalmente. La familia y los amigos siempre se extrañan, pero gracias a internet podemos estar conectados”, agregó señalando que planean una visita a la Argentina en junio. Pensando en volver“Para los próximos años espero tener el número y la calidad de publicaciones necesarias para poder volver a mi país, ingresar a la carrera de investigador científico en el Conicet y poder establecer mi propia línea de investigación”, indicó Juan Pablo. “Considero que es muy bueno tener una etapa formativa en el exterior pero es importante volver al país, aportar a su crecimiento y devolver al sistema científico-educativo lo que tan generosamente me brindó en mis años de formación”, dijo. A modo personal recalcó que “todos aquellos jóvenes investigadores que tengan la posibilidad de realizar una estancia postdoctoral fuera de Argentina, que no lo duden y que la emprendan ya que enriquecerá enormemente su formación científica y personal. Se extraña, muchas veces es duro, pero la recompensa bien lo vale”, alentó. “A algunos les podrá ir mejor que a otros pero lo que sí me parece que es importante al momento de evaluar la vuelta a casa, es que a la Argentina la hacemos entre todos y si queremos verla bien y saludable, pues de nosotros depende”, finalizó. Egresó de la UNaM y fue premiado en Suiza POSADAS Y GINEBRA (Suiza). Tal como lo anticipó PRIMERA EDICIÓN, el genetista Andrés de la Rossa (32), cordobés y graduado en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), fue galardonado el viernes por la Fundación Pfizer de Suiza. El premio, que se entrega desde 1991 en ese país, reconoció los avances aportados por De la Rossa en el área de neurociencia y enfermedades del sistema nervioso.El proyecto que desarrolla desde 2009 en la Universidad de Ginebra consiste en una novedosa terapia génica que en un futuro podría permitir curar
el Mal de Alzheimer, Mal de Parkinson y Esclerosis Múltiple, entre otras afecciones neurológicas. En pocas palabras, consiste en “introducir los genes ‘sanos’ en neuronas ‘enfermas’, y reprogramarlas de acuerdo a las instrucciones dadas por los genes introducidos”, indicó De la Rossa, quien con este proyecto alcanzó el título de Doctor en Ciencia.Con este galardón bajo el brazo, el científico se encuentra ahora gestionando la posibilidad de regresar a la Argentina a continuar investigando en esta área.





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