POSADAS. El 28 de diciembre último PRIMERA EDICIÓN reflejó en su página 6 la irregular provisión eléctrica que padecían los comercios de la avenida Uruguay, cuyos propietarios, con el apoyo de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), habían hecho públicas las dificultades que le generaba al sector esa situación, que afectaba al normal desarrollo de la actividad y reclamaban a la prestataria estatal una pronta solución. Pasó más de un mes y el problema persiste, incluso se agravó, porque produjo la pérdida de varios equipos de computación y telefonía -entre otros elementos- ante la baja y suba repentina de tensión que se registra a diario. En los barrios el panorama va empeorando, los cortes en las últimas semanas se acentuaron, es común observar cables del tendido eléctrico derretirse y transformadores que “explotan”, mientras las boletas del último período llegaron con excesivos consumos, producto de una hábil maniobra de estirar en dos o tres días la toma de lectura con relación al mes anterior para facturar el excedente que tiene un precio mayor.No alcanza con haber superado los registros históricos de consumo de energía eléctrica ni remarcar la tremenda cantidad de aparatos acondicionadores de aire instalados para justificar la endeble situación en la que se encuentra el servicio de energía eléctrica de la provincia, que tambalea cuando el registro térmico orilla los 40 grados.Los cortes de luz cada vez son más asiduos y duran más tiempo, se van multiplicando en distintos barrios que hasta ahora no tenían ese inconveniente, lo que abre un futuro en lo inmediato incierto porque la ola de calor seguirá en la provincia al menos por una semana, según los pronosticadores.En la emblemática avenida Uruguay, los comerciantes estaban “calientes” en diciembre último porque en más de una ocasión se quedaron sin facturar o perdieron clientes porque no tenían luz. Ahora, con la difícil situación económica imperante y la irresoluta prestación eléctrica, están re-calientes. “Ayer (lunes) estuvimos toda la tarde sin luz desde las 4 hasta las 8.10 y así los días anteriores, en distintos horarios. Esto es terrible porque no hay alternativas para mejorar en el corto plazo. La única opción que nos queda es comprar un grupo electrógeno, que para nuestra funcionalidad, con un servicio mínimo, ronda los 150 mil pesos, algo que no podemos afrontar”, indicó Nicolás Trevisán, empresario cuyo local está situado sobre la mencionada avenida.Una mueblería de la zona, que posee un pequeño taller de ensamblado, perdió varias máquinas por los picos de tensión. “Veníamos de varios días así, en que subía y bajaba casi a cero la tensión, pero no podíamos quedarnos de brazos cruzados porque teníamos que entregar los pedidos y justo nos agarró una baja tensión y un chicotazo que nos quemó lijadoras, torno y otros elementos”, dijo Roberto García, encargado del taller de muebles.Los comerciantes de la Uruguay, aclararon que el problema ocurre, la mayoría de las veces, en alguna de las tres fases que poseen y es por ello que pueden abrir sus puertas, porque tienen distribuido en equipos de aire, telefonía, luces y otros. “Hicimos las notas legales y las presentamos a Emsa, la única respuesta que nos dieron era que iban a mirar el sistema. Da la sensación que no tienen capacidad transformadora y faltan equipos”, dijo Trevisán.En otro de los locales de la zona, dedicado al rubro autopartes, el encargado, Marcelo Rodríguez, apuntó que “a nosotros nos afecta porque tenemos todo el stock computarizado y no lo podemos buscar cuando nos piden. Incluso el servicio telefónico lo tenemos en una central y si se corta la luz, como ocurre casi siempre, no se pueden hacer algunas operaciones”. Y todo a media luzEn algunos barrios, que hasta el momento no habían padecido los cortes de luz, la historia empezó a cambiar desde el último fin de semana. Sobre la avenida Tomás Guido, en el corazón del barrio Alta Gracia, y por donde ingresa el principal tendido de alta tensión, hubo cortes repetitivos en los tres últimos días. El sábado el apagón se prolongó desde la medianoche hasta las cuatro de la madrugada del domingo, abarcando a parte del barrio Cristo Rey, donde los vecinos salieron a la calle a “esperar” a los operarios de Emsa. La noche del domingo se repitió la historia y el lunes no fue la excepción. “Las boletas nos llegaron el doble de lo que veníamos consumiendo. Es cierto que hizo más calor, pero ellos aprovechan que diciembre trae 31 días y hacen una toma de lectura de medidor de 33 a 35 días. Entonces los kv excedentes salen más caros y nos facturan más. Hice el reclamo y me dijeron que febrero será más corto, pero eso no nos beneficia porque los kv excedentes son los que cuestan más y yo así no llegaré a ese excedente”, explicó Juan González, uno de los vecinos ofuscado con los cortes de luz y la facturación de diciembre-enero.





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