POSADAS. Gavillas organizadas, que persisten a la luz de la impunidad y la inacción policial, atacan a pedradas a los automovilistas que toman el acceso Sur para llegar, a velocidad crucero, hasta los puntos neurálgicos de la ciudad capital.Los atentados vandálicos se suceden todas las noches, por lo habitual a la altura del puente aéreo de esa multitrocha, ubicado en la parte posterior del barrio Fátima y a la vera del río Paraná.Desde ese puente arrojaron piedras, rocas y otros objetos contundentes sobre los parabrisas de los desprevenidos automovilistas, para que se detengan y poder asaltarlos.Nada importa; menos si van solos o con sus familias, con recién nacidos o un poco más grandes.Le sucedió a una pareja posadeña el 27 de enero pasado, cuando regresaba a la provincia. Una roca de grandes proporciones impactó en el vidrio delantero, del lado del acompañante y lesionó a ambos.El hombre que iba al volante, a pesar de que astillas de vidrio lesionaron su visión, tuvo el buen tino de no detenerse.Lo hizo, pero mucho más adelante, cuando el peligro había desaparecido.Con posterioridad, ambos debieron hacer un tratamiento para recuperar íntegramente la visión y sobre todo, para no sufrir secuelas de un episodio criminal que bien podría cobrarse la vida de un inocente.No es una modalidad nueva, más bien una historia de nunca acabar ante la pasividad de las autoridades policiales que únicamente se paran en esa zona para ver si labran alguna infracción a los automovilistas que circulan de día.De noche es una veradera ‘boca de lobo’ y un escenario propicio, ideal para emboscar a desprevenidos automovilistas que, en muchos casos, circulan con su familia. Lo más ridículo fue cuando el hombre radicó la denuncia en la comisaría. El oficial le dijo que sabían de la situación y a punto estuvo de agregar “qué podemos hacer”.





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