ENCARNACIÓN. “Papá estoy apurado, tengo que ir a Coronel Bogado a cobrar una deuda”, fue quizás la última frase que Carlos Alberto Galarza escuchó de labios de su hijo Daniel, ese muchacho de 32 años, hiperactivo, que siempre andaba apurado, la mañana del 14 de noviembre de 2008.Jamás se supo qué pasó con él. Un misterio que la Policía paraguaya no se preocupó demasiado en develar.Desde entonces, Daniel Galarza se encuentra desaparecido. Pasaron ya más de cinco años y don Carlos no se resigna a buscarlo. Asegura que mientras piense que está con vida, seguirá adelante con la titánica tarea de encontrarlo.Golpeó las puertas de funcionarios de primera línea, de Paraguay y de este lado, para que no cesen en la búsqueda, pero sabe que es una situación que difícilmente pueda dar vuelta, sobre todo si no hay datos nuevos y concretos respecto del paradero de Daniel.Se entrevistó hasta con el entonces presidente de Paraguay, Fernando Lugo, y también con el gobernador Maurice Closs.La resignación es un término que pareciera no formar parte del léxico de este hombre de 64 años, docente jubilado, entrerriano de nacimiento pero misionero por elección, que en 1980 decidió afincarse en San Ignacio junto a su esposa y madre de cinco hijos, de los que Daniel es el mayor.Por eso reitera el pedido al ministro de Derechos Humanos de Misiones, Edmundo Soria Vieta, de que reinicie las gestiones con las autoridades paraguayas para reanudar la investigación y búsqueda de su primogénito.Pasaron más de cinco años y su posición es más que entendible: terrible debe ser perder un hijo, inimaginable para cualquiera que no haya atravesado esa situación, pero lo es más que se esté desaparecido. Sólo ese padre sabe las preguntas que pasan por su cabeza, sin un lugar siquiera donde llorar su ausencia. Las autoridades paraguayas hablaron de más respecto de las actividades en que andaba Daniel, casi sin pruebas, o al menos no se la mostraron a un padre desesperado, y se apresuraron a decir que estaba muerto. Don Carlos, al menos hasta que el cuerpo de su hijo no aparezca, seguirá buscándolo hasta que el corazón diga basta. SospechosoUn comerciante de Coronel Bogado, conocido como Ever Mereles, asomó siempre como sospechoso para los investigadores y también para don Carlos.Daniel viajó a esa localidad paraguaya para reclamarle parte de una deuda, estimada en unos 30.000 pesos de hoy.Jamás regresó. Mereles reconoció haberse encontrado con él y haberle pagado 8.700.000 guaraníes.Lo curioso es que nunca exhibió comprobante. También afirmó que recibió un mensaje de texto de Daniel que decía: “Viejo (como quien dice ‘che’), parece que voy a Posadas, ahí me van a prestar plata”. Mereles declaró ante la Justicia paraguaya, que no tardó en desvincularlo.





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