POSADAS. Pasan las horas y con ellas detalles de un episodio macabro, aberrante en sí mismo, que revela la crueldad y mente retorcida de los responsables de la violación sistemática de una nena de once años, quien cursa actualmente un embarazo de siete meses de gestación. Ahora se supo que esta historia de abusos, complicidades y encubrimientos se inició hace tres años. Al hecho, en sí gravísimo de una violación, que se potencia por la edad de la víctima y la reiteración sistemática del calvario para ella, se suma la planificación, la frialdad en la elaboración de un plan escalofriante de una mente siniestra: embarazar a la niña para cobrar un plan social.La misma víctima habría relatado esa teoría a los detectives de la Policía de Misiones. El caso saltó a la luz el jueves pasado, pero al parecer venía de antes.Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que la guardia médica estaba al tanto del estado de gravidez de la menor, pero aguardaba a que la mamá radicara la denuncia en sede policial. El jueves pasado la mujer regresó con su hija al Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) , que funciona en el neuropsiquiátrico “Ramón Carrillo” (ver recuadro La valentía de una médica…).En realidad no tenía alternativa. La niña no soportaba más las secuelas de una infección urinaria. Ese fue el motivo que, al fin de cuentas, permitió que la Justicia tomara intervención en la causa. Como la madre se mantenía intransigente en su postura de no denunciar el hecho, lo hizo la médica que atendió a la pequeña.Con posterioridad, el juez penal Marcelo Cardozo dispuso su detención, la de su concubino, “pastor por vocación”, y la del hermano gemelo de este.La mujer está sospechada de encubridora y los hombres, de turnarse para abusar sexualmente de una pequeña inocente e indefensa.Ni bien los médicos se percataron que la nena estaba embarazada, le preguntaron a la madre sobre cómo sucedió.La respuesta fue que “un noviecito” la violó y luego viajó a Buenos Aires, unos siete meses antes. La coartada se derrumbó ni bien trascendió el resultado del examen de orina realizado a la niña, en virtud de la infección urinaria que padecía.En ese estudio se detectó la presencia de restos de semen, por lo que estaba claro que seguía siendo abusada y que la última vez era de reciente data.El pastor habría sido arrestado en el domicilio ubicado en un conglomerado habitacional conocido como “Zonas de Oleros”, en Itaembé Miní. Allí vivía con la mujer que actuó como encubridora, siendo su propia hija la víctima.En el caso intervino la Brigada de Investigaciones de la UR-X. La valentía de una médicaEl lamentable y lastimoso episodio trascendió el jueves, pero pudo suceder mucho antes si la madre de la víctima no intentaba encubrirlo y sobre todo, proteger a los hombres que estaban detrás de semejante barbarie.El jueves, quizás creyendo que volvería a casa con una simple promesa, la mujer concurrió al CAPS con su hija.Entonces la médica que la atendió insistió: “¿denunció el hecho a la Policía?”.Ante la negativa, decidió hacerlo ella después de consultar con sus colegas. La Justicia intervino de oficio y dispuso el arresto de la madre, el padrastro y el hermano de este. El lunes podrían declarar ante el juez Cardozo.





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