LA PLATA. Primero fue cartonero. Luego, recolectó flores en los campos de floricultura de las afueras de esta ciudad para revenderlas en la calle y hasta cortó el césped de sus vecinos para poder estudiar en la Universidad Nacional de La Plata y convertirse en médico especialista en Cirugía Cardiovascular. El doctor José Como Birche (53) ya lleva diez años como jefe de esta área en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad bonaerense de La Plata.Dirigió más de 15 mil cirugías cardíacas en toda su carrera, un tercio de ellas en ese hospital, que tiene un promedio anual de 500 intervenciones de alto riesgo, lo que lo hace el centro público que más operaciones cardiovasculares realiza en toda esa provincia. Con ello el nosocomio logró eliminar las listas de espera de cirugías cardíacas.“Antes teníamos 800 personas en lista de espera y el promedio de cirugía era de ochenta por año. La forma de terminar con la larga espera fue aumentar el número de cirugías”, señaló Como Birche en el marco de un reciente reconocimiento a las cinco mil cirugías realizadas en el San Juan de Dios. De ciruja a cirujano“La carrera de Medicina en la Universidad Nacional de La Plata le costó el triple que a sus compañeros por el hecho de “ser pobre”. Según recordó, hizo tres veces el ingreso a la Facultad de Medicina durante la última dictadura militar argentina, cuando sólo existían 250 vacantes por año, y recién logró entrar durante el regreso de la democracia. Desde los quince años trabajaba en una fábrica, pero debió renunciar para poder cursar. Como su madre era una mujer pobre con otros cuatro hijos que criar, debió buscar alternativas para costearse sus estudios. “Cuando entré a la universidad, todo fue muy difícil porque no tenía recursos y entonces hacía lo que podía: copiaba libros que me prestaban en la biblioteca. Me copié a mano los cuatro tomos del Tratado de Anatomía Humana de L. Testut”, rememoró sobre aquellas 4.339 páginas. También se “tuvo que adaptar a todas las circunstancias para poder seguir adelante”: se dedicó a juntar y vender cartones junto a un amigo, recolectar flores en los campos de floricultura en las afueras de La Plata y cortar el césped en su barrio los domingos. “Cuando ingresé -al hospital- fue un alivio porque ya tenía un sueldo y principalmente el apoyo de la gente. Hoy el servicio de cirugía cardiovascular es como mi casa”, dijo. Marcado en el corazónComo Birche realiza unas 250 operaciones centrales por año a corazón abierto. Pese a tantas horas acumuladas trabajando en quirófano, el médico no olvida su primer contacto con estas intervenciones: “la primera cirugía que vi fue una cirugía cardíaca, a mis 19 años. No me impresionó, me fascinó”, recordó el médico. El hombre también recordó que a esa edad encontró a su padre muerto en la cama porque el corazón le había dejado de funcionar y que, tras muchos años de estudio, supo que para seguir viviendo necesitaba un marcapasos que nunca le fue puesto. Entonces fue esa ironía del destino la que lo llevó a elegir este oficio. “Coloqué cientos y cientos de marcapasos, una de las intervenciones más sencillas, de esas que los cirujanos que recién empiezan hacen para ganar seguridad en el oficio de los corazones”, señaló.





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