POSADAS. El gobernador del estado brasileño de Rio Grande do Sul, Tarso Genro, recibió la semana pasada a una comitiva del Movimiento de los Afectados por Represas (MAB), para discutir la creación de un plan que posibilite garantizar el desarrollo regional y también social de las comunidades alcanzadas por la posible construcción de la hidroeléctrica Garabí-Panambí.El secretario de Desarrollo Rural, Pesca y Cooperativismo, Ivar Pavan, acompañó la reunión, en la cual el MAB pudo remarcar la historia de las últimas siete construcciones de represas hechas en el río Uruguay.Para el gobernador Genro, el Estado necesita y va a evaluar el desarrollo regional post-obra y los impactos de ella en la vida de las comunidades. “Montaremos un plan de trabajo con algunas condicionalidades acerca de la obra. Nuestro Gobierno tiene sensibilidad con relación a los impactos para las ciudades y para las personas y nos interesa, sí, tener energía eléctrica de calidad, pero también nos preocupa y nos vamos a empeñar en la evaluación de aquello que puede intervenir negativamente en la vida de las personas”, señaló a diarios locales.El mandatario garantizó al MAB que los resultados obtenidos por el equipo de trabajo montado para estudiar técnica y socialmente los impactos de la obra serán también discutidos con los afectados.“Tenemos la oportunidad de vincular aún más al Gobierno Federal en el tema del desarrollo de las regiones y este es un momento muy oportuno. Crearemos un proyecto, haremos un decreto que estructure un programa de trabajo y respete las características. Los movimientos sociales (MAB y MST) y las iglesias serán nuestras compañeras en esta elaboración. En treinta días, ya debemos tener algo bien diseñado en este sentido”, dijo el mandatario.Según explicó el representante del MAB, Marcos Trierweiler, todos los proyectos ya ejecutados siempre generaron conflictos, por la incertidumbre de desarrollo de los municipios y de las personas que vivían en torno a las obras. “En este proyecto, existe la oportunidad de una ejecución distinguida, o sea, sugerimos la creación de un plan de desarrollo regional, que considere los impactos de las obras y de los cambios que acarrearán en el cotidiano de las personas. Por eso, vinimos a proponer al Gobierno del Estado una asociación en este sentido, pues, por lo que se sabe, históricamente, la construcción de una hidroeléctrica genera riquezas en el momento en que ella está siendo hecha y después, muy poco se agrega en la vida y en la renta de las personas”, dijo el dirigente social.Según datos expuestos por el MAB, la construcción de Garabí-Panambí inundará 80 mil hectáreas, alcanzando a 15 mil familias de treinta municipios. “El municipio de Porto Mauá, en especial, quedará 80% inmerso, necesitando la reubicación de miles de personas”.El secretario Ivar Pavan, que participó en el acompañamiento del proceso de construcción de otras hidroeléctricas de la región, destacó que el Gobierno estadual, en otras oportunidades, no participó activamente acompañando y evaluando todos los impactos, beneficios y desventajas de una obra de este porte. “Vamos a estar directamente conectados en este proceso, por medio de los liderazgos regionales, de los movimientos sociales, pues entendemos que nuestro papel como gobierno es apoyar el desarrollo e implantación de obras, pero también proteger a la población”, señaló a la prensa.En la evaluación de Pavan, el Gobierno puede proponer a los responsables de la obra, contrapartidas que beneficien a la comunidad. “Así vamos a garantizar el desarrollo social de forma lineal. No estamos en contra de las obras, en contra de las inversiones y menos aún en contra la generación de energía, pero los objetivos del Gobierno, pensando en las personas, necesitan ser hechos”, finalizó.





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