Tras el golpe de timón dado por la presidenta Cristina Kirchner en el gabinete nacional, a partir de las designaciones del chaqueño Jorge Capitanich como jefe de gabinete, el economista Axel Kicillof en el Ministerio de Economía y de Carlos Casamiquela en la cartera agraria; quedó en claro que el kirchnerismo receptó las críticas implícitas en los resultados de las elecciones de octubre. A pocos días del 10 de diciembre, fecha de asunción de los nuevos legisladores, electos en los comicios de octubre pasado; no hay indicios de los pases de legisladores al massismo ni del vacío de poder que vaticinaban algunos analistas, y se observa, en cambio, cómo el kirchnerismo se aferra a su conocida propensión a marcar la agenda política aún en los peores momentos.En el inicio de los dos últimos años de mandato de Cristina; y con una elección crucial al término de este período, los sucesivos pasos que va dando el gobierno muestran que si es cierto, como se dijo en la asunción de los nuevos funcionarios, que se mantiene la proa en línea con el modelo económico iniciado en 2003; también es cierto que hoy -con la mirada puesta en 2015- no son pocas las correcciones que se insinúan.El tratamiento del nuevo Código Civil y Comercial, en el Congreso exhibió, por ejemplo, una convergencia del kirchnerismo con los criterios conservadores de la jerarquía eclesiástica en términos de concepción y derechos reproductivos; a lo que se agregaría luego el nombramiento del cura K Juan Carlos Molina como titular de la Sedronar. Si bien no hubo consulta previa y Molina es un hombre cercano a Alicia Kirchner; la designación no fue objetada por la Iglesia, que había pedido, en un reciente y punzante informe sobre el narcotráfico en el país, que el Gobierno nombrara en breve a un titular de esta dependencia, fundamental para el combate a la droga. Capitanich, convertido en pocos días en la figura clave del gobierno, tendría vínculos propios con la curia, y hasta habría frecuentado al cardenal Bergoglio aun en los tiempos en que no era el hoy célebre Papa Francisco, y en el kirchnerismo se lo veía como un adversario. La promoción de “Coqui” al frente del gabinete nacional tiene en realidad, múltiples lecturas; una de las cuales lo tiene como pieza clave de la estrategia del kirchnerismo de usar -esta vez- las PASO a su favor y definir en el marco del justicialismo la interna por la sucesión de Cristina. Viraje condicionadoEn el sentido indicado, mientras se prepara para hacer realidad una anunciada estabilización macroeconómica, y encarar temas complejos como al inflación y el retroceso competitivo por influencia del tipo de cambio, Capitanich proyecta una imagen de capacidad de gestión y opera a todos los niveles. De paso, al tomar la iniciativa respecto a las políticas contra el narcotráfico, y revisar el complejo mundo de “Fútbol para todos”, el gobernador en uso de licencia se apropia de banderas que, enunciativamente, había enarbolado Sergio Massa en la campaña, cuando su figura parecía tener un poder de atracción que hoy, a un mes del triunfo electoral, aparece entre comillas. En lo económico, la decisión de buscar fuentes de financiamiento internacional para enfrentar problemas como la caída de reservas y recuperar el crecimiento industrial, camino que ya se había reiniciado con el reconocimiento de compromisos con el CIADI y las tratativas para un pacto con los fondos buitre; lesiona el discurso del desendeudamiento como panacea de un ciclo de crecimiento exitoso, pero define esta nueva etapa. La noticia más trascendente de la semana, en tanto, fue el anuncio de un acuerdo con la petrolera Repsol, a la que se le pagaría una compensación de 5.000 millones de dólares en diez años por la nacionalización del 51% del paquete accionario. La “maldición del petróleo” de la que se habla en los países que -como Venezuela- han gozado de una riqueza inigualable en yacimientos, pero jamás pudieron salir de la pobreza, se instaló con este acuerdo en el centro de la escena política argentina. El acuerdo le dará un respiro al gobierno en su plan de avanzar en la explotación de los yacimientos de gas y petróleo no convencional, de un nivel sin precedentes. En lo inmediato, la resolución del conflicto, gracias a la intermediación de México, cuya principal petrolera está interesada en participar del negocio a futuro, colabora para destrabar las posibilidades de acceso al crédito internacional. Twitter y la internaEn la provincia, en tanto, la polémica “twittera” entre Emsa y el titular de la Eby, Oscar Thomas, respecto a la responsabilidad de cada uno en la falta de concreción de las infraestructuras programadas para garantizar el servicio, derivó en la admisión -por parte del titular de Emsa- de que en el verano se verían en la obligación de efectuar cortes rotativos para satisfacer la demanda de energía eléctrica. La exhibición del desmanejo de la empresa eléctrica, un día después de que se oficializara un aumento de 18% en la boleta de luz, grafica el momento errático que vive el gobierno de la renovación, que se desvía en tensiones internas mientras las demandas de la gente se hacen sentir en diferentes ámbitos. Misionerismo agitadoLa huelga de trabajadores municipales que se mantiene desde hace veinte días en Iguazú derivó en una escandalosa sesión del Concejo Deliberante local, en la que se reveló que la tasa de abasto -parte de la recaudación municipal que rendiría nada menos que un millón de pesos mensuales- no ingresa a la caja del municipio, detalle que arroja un fuerte haz de sospechas sobre la gestión del intendente clossista Marcelo Sánchez, asociada a los grandes negocios y emprendimientos turísticos. En este contexto, el entredicho público que protagonizaron el jefe de Gabinete, “Pelito” Escobar, y la presidenta del Concejo Deliberante, “Maggie” Solari, dejó al descubierto el nerviosismo que se respira al interior de la renovación, de cara a un período que se iniciaría el 10 de diciembre, con el recambio legislativo; y que conecta con un escenario político todavía cruzado por los resultados de las elecciones.La decisión de Escobar de ratificar la expulsión de Solari de las filas del Centro de Apoyo luego de que la funcionaria ya se había desprendido de su tutela política emigrando a una nueva agrupación, derivó en un intercambio de reproches y acusaciones que desdib
ujó la figura del propio Escobar, que apareció superado por las circunstancias .Los reproches a Solari por falta de militancia en los barrios caen por su propio peso, sabiendo que la presidenta del Concejo proviene de fuera de la política y no se le conoce militancia previa al ingreso a la presidencia del deliberativo comunal. Defendiendo su padrinazgo político, Escobar se prestó a una sobreactuación del conflicto que no es más que un síntoma de la tensión en la interna renovadora. La salida de “Maggie” refleja los cimbronazos que causa en la renovación la intensificación de la línea “misionerista” que impone Rovira; y que en sectores como el que conduce Escobar resulta difícil de digerir sin quedar en contradicción con un ya forzado discurso “setentista”. La diputada Silvia Risko vivió en carne propia esta dicotomía. Cuentan en el rovirismo, cuando intentó reunir a los legisladores nacionales del Frente Renovador “para defender a Cristina”, pero lo primero que hicieron los diputados fue ir a pedir la venia a Rovira. También comentan que la diputada Sonia Melo sería otro miembro del Centro de Apoyo que se alejaría por las movidas de Pelito. En ámbitos del gobierno se cita el ejemplo del fracaso de la estrategia de Néstor Kirchner en los comicios de 2007, cuando trató de “krichnerizar la renovación”, colocando a Pablo Tschirsch como candidato del FPV. Por otra parte, en el radicalismo, se comentó la pelea de Gustavo González para impedir que “Chiquitín” Molina presida la bancada. Argumentó que debería optarse por “alguien con proyección al 2015”, pero no pudo evitar que Molina sea el electo, por orden de Damiani.




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