APÓSTOLES. Rogelia Godoy tiene aproximadamente setenta años. Su edad aproximada pudo conocerse a partir de una revisión en el hospital de área de Apóstoles. Esta mujer, que lleva más de veinte años viviendo en una tapera del asentamiento La Cantera, donde no cuenta con servicios básicos como energía eléctrica y agua potable, representa un caso paradigmático de abandono estatal. Rogelia no tiene documentos y por ende, nunca pudo acceder a ningún tipo de beneficio económico -ni jubilación sin aportes ni pensiones-, luego de entregar parte de su vida a la tarefa, siempre en negro y en condiciones de explotación. Hoy y desde hace años, Rogelia sobrevive gracias a la solidaridad de distintos vecinos y algunos comercios que le brindan alimentos, ropas o algo de dinero. Siempre, afortunadamente para ella, hubo personas de buen corazón que la llevaron al hospital cuando fue necesario, y la socorrieron cuando ciertos peligros acecharon.Rogelia es analfabeta, y aunque está lúcida, padece de una infección urinaria y algunos problemas cardíacos que no son debidamente tratados por su condición de indigente. Para muchos vecinos de esta ciudad, Rogelia es un personaje entrañable, siempre con una sonrisa pese a sus inmensas dificultades. Durante muchos años, junto a su compañero de vida- ya fallecido- se sentaban en una plazoleta del centro, donde jamás pedían nada a nadie. Pero muchos allí los conocieron y empezaron a ayudarla. Algunos de esos ciudadanos solidarios, hoy insisten en darle una mano para tramitar un documento de identidad que sea la puerta de acceso a los trámites necesarios para que la anciana pueda conseguir una jubilación sin aportes o alguna ayuda económica que haga más llevadera su carente realidad.Esta semana PRIMERA EDICIÓN visitó el barrio La Cantera y arribó hacia la casilla de Rogelia. Dialogamos con ella, sus vecinos, y algunas personas que la están ayudando. Situación de abandonoCuatro maderas, una chapa de cartón, piso de tierra, un camastro y afuera una letrina. Sin luz ni agua potable. Esa es la situación habitacional de Rogelia. “A veces, cuando tengo, uso vela a la noche, pero como sale caro y no tengo, cuando oscurece ya me duermo nomás”, contó la anciana. Por el techo de la tapera, cada vez que llueve se filtra agua. Rogelia dijo que “cuando llueve me mojo bastante, si llueve fuerte entra todo, porque hay agujeros en el techo y por las paredes entra mucho frío”.Para cocinar los alimentos que recibe solidariamente, Rogelia utiliza la carcasa oxidada de un viejo lavarropas. “Me lo dio un vecino y me sirve para encender leña y cocinar. Por suerte todos los días tengo que comer, gracias a la gente que me ayuda”, señaló.Otra de las asistencias primordiales que recibe la anciana es el agua potable. Todos los días, un vecino le acerca un balde, para que pueda beber y asearse. “Mi compañero falleció hace varios años. Cuando él vivía a veces hacía unas changas, pero estaba enfermo. Me quedé sola y sin poder trabajar por mi edad”, agregó. “Necesita ayuda”Guillermo Ortellado es uno de los vecinos del barrio La Cantera que ayuda a Rogelia. “A ella se le incendió la casa una vez, hubo que hacerle de vuelta. Yo trato siempre de que no le falte nada dentro de lo posible porque acá todos somos muy humildes. Tomamos mate, charlamos, trato de estar atento que no le falte comida, le traigo agua, en fin, esas cosas”, dijo Guillermo.El grupo solidario Seguimos Ayudando, también colabora con alimentos, ropas y asistiendo a Rogelia en los trámites por su documentación. Graciela Catalano, integrante de esa organización, señaló que “esta mujer necesita ayuda, porque está viviendo en una situación de abandono, debería poder acceder a condiciones de vida dignas”.Del mismo grupo, María Allassia, sostuvo que “es primordial que acceda a su documento para entonces poder gestionar una ayuda económica, porque es lamentable que no tenga ningún tipo de contención estatal”.Por su parte, las hermanas Teresa y Nelly Kosteski, que también colaboran con Rogelia, recordaron que “durante mucho tiempo, fue Ernesto Zajazcowski quien las ayudaba siempre, después la conocimos nosotras y así hay un grupo de gente que le da una mano, pero lo que corresponde es que ella pueda tener sus ingresos, su casita, una vida mejor por el tiempo que le queda”.





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