JARDÍN AMÉRICA. Operan las 24 horas y ante la falta de control violan espacio áereo argentino en forma constante. Primero atravesaban Misiones desde Paraguay hacia Brasil, transportando cargamentos de drogas. Sin embargo, el “ingenio narco” no da tregua y ahora fue detectada una nueva modalidad. Numerosas avionetas fueron observadas en vuelos bajos -casi rasantes- arrojando bultos en distintas zonas de Jardín América. Se trata de paquetes o fardos embalados con precisión y envueltos en resistentes bolsas adecuadas para que no se rompan al impactar con la tierra. Algunas hasta son impermeables -por si en forma accidental caen al río Paraná- o tienen balizas a batería para ser visualizadas en el monte y que no se les pierdan a quienes las reciben. El contenido por lo general es marihuana. Aunque no se descarta que también se arroja cocaína. La rutaDe acuerdo a las fuentes consultadas, las aeronaves cargadas con las sustancias prohíbidas parten desde pistas clandestinas ubicadas en el vecino país de Paraguay. Estos vuelos ilegales salen desde departamentos paraguayos como el Alto Paraná o Itapúa. La misión de los narco pilotos es transportar los cargamentos atravesando suelo misionero. El destino es Brasil, donde los aguardan miembros de los distintos cárteles de la droga de ese país. En otros casos arrojan el contrabando y regresan al país de origen, aunque casi siempre continúan viaje. Para despegar o aterrizar las avionetas necesitan pequeños aeródromos, que son construídos en forma precaria. De esta manera cualquier pista forestal o terreno llano sirve para tal fin. Se necesitan 400 metros de longitud o menos, indican los especialistas, aunque la destreza del piloto es fundamental. La autonomía de vuelo de estas máquinas o capacidad de combustible casi siempre alcanza para superar los 400 kilómetros, más que suficientes para atravesar la franja de Misiones que va desde Jardín América (ingresando desde Paraguay), hacia Brasil (zona de Rio Grande Do Sul o Santa Catarina). IndetectablesLas aeronaves favoritas de los traficantes son los Cessna, King Air y Pipper. Soportan entre 300 y 600 kilogramos de carga y pueden volar muy bajo. Para no ser detectados por los radares, desactivan sus transponder (emisor electrónico de posición obligatorio) y vuelan en forma rasante (hasta a unos 200 o 150 metros), poniendo sus vidas y las de los demás en riesgo. “Para ser indetectables son capaces de cualquier cosa, de noche llegan a volar sin luces de posición. Son pilotos avezados en su mayoría, pero temerarios y criminales”, precisó un informante. Sin leyes de derribo La legislación argentina no prevé un procedimiento para derribar vuelos ilegales. Según organismos antidrogas, al país ingresan por día entre 100 y 150 vuelos ilegales. Una de las mayores rutas que utilizan los narcotraficantes es justamente el Litoral. Muchos legisladores ya impulsaron, pero sin éxito, el proyecto de reglamentar y ordenar a la Fuerza Aérea Argentina la interceptación, verificación de datos del vuelo, señales de advertencia y autorización para el derribo. Se sospecha que el “bombardeo” de fardos desde aviones en Jardín América es el nuevo “negocio” de los narcos locales con conexión con los cárteles paraguayos. Para los informantes podría tratarse de una manera de “cobrar peaje” o el derecho a utilizar pistas clandestinas en la tierra colorada.





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