SAN IGNACIO. “No estamos bien, nos pone muy tristes todo lo que está pasando con la escuelita. Nos alegramos cuando el presidente del Consejo General de Educación (CGE), Adolfo Safrán, firmó que el 1 de junio comenzaría a funcionar la escuela pública en nuestra aldea. Pero ahora nos dicen que el obispo no quiere, y la comunidad quiere que por lo menos que nos notifiquen por escrito porque nosotros hicimos todos los pedidos por escrito”, contó ayer angustiado el cacique de Katupyry, Antonio Morínigo.Es la primera vez en la provincia que una comunidad guaraní pide el cierre de una escuela dependiente del Obispado de Posadas y, que en su lugar, se abra una escuela de gestión pública. Desde el Obispado argumentan que los integrantes de la aldea están politizados (ver “Opinión del Obispado”) y que el único medio de comunicación que hizo pública la lucha de la comunidad -PRIMERA EDICIÓN- busca dañar al Obispado y a toda la comunidad católica.Mientras tanto, los 62 alumnos de Ñu Porá no asisten a la escuela desde hace más de una semana. Ya perdieron nueve días de clases. En tanto, las tres maestras de la escuela cumplen diariamente sus horarios de trabajo pero sin alumnos, porque las familias de la aldea no envían a sus hijos. Sorpresa y desconcierto “No sé por qué el obispo dice eso, nuestro pedido siempre fue respetuoso y nunca nos involucramos con ningún partido. La única relación que la comunidad tiene con el intendente y la Municipalidad es cuando pedimos cosas para nuestra gente, generalmente para poder trasladarnos a Posadas”, indicó el cacique al ser consultado sobre la “politización” del pedido de la comunidad. PRIMERA EDICIÓN también habló con el intendente de San Ignacio, Juan Esteban Romero, pero este no estaba al tanto de la gacetilla del Obispado enviada a este diario el jueves a las 22.30 ni de las declaraciones radiales que realizó ayer el obispo Juan Rubén Martínez ratificando sus opiniones. Romero aseguró que “ayer (por este mismo jueves) estuvimos reunidos con representantes del Spepm, del CGE, del Obispado y de Katupyry y llegamos a un principio de acuerdo, creemos que este fin de semana ya se resuelve este tema”. Aseguró además que “hablé personalmente con el obispo y no hay ningún problema”. Semana clave“Yo respondo a lo que me pide mi gente y todos quieren que la escuela sea pública. Esta mañana vino el representante legal de la escuela y, a través suyo, le pedimos al señor obispo que por favor venga a nuestra comunidad, eso sería lo ideal, porque yo puedo ir a Posadas a una audiencia con él como cacique, pero sería mucho mejor que el obispo tenga la oportunidad de oír a todas las familias de Katupyry, que escuche personalmente los pedidos de los padres”, indicó. El cacique contó que su comunidad le dio un plazo de una semana para solucionar el tema de la escuela, “y sino, tendremos que reunirnos para ver qué podemos hacer”. Este jueves, Morínigo habló telefónicamente con el presidente del CGE, “me dijo que debíamos llegar a un acuerdo entre el Spepm, el Obispado y la comunidad…que el CGE por sí solo no podía resolver el cierre de la escuela Ñu Porá para que sea reemplazada por una escuela de gestión pública”. Este jueves, la comunidad volvió a colocar los carteles en el ingreso de la aldea: “Roipota (queremos) escuela pública”. “Este pedido es la decisión de la comunidad y queremos que nos respeten”, pidió el cacique. Opinión del Obispado A propósito de la cobertura de PRIMERA EDICIÓN que, desde principio de este año, refleja el reclamo de la comunidad Katupyry que quiere una escuela pública en su aldea, el Obispado de Posadas envió un comunicado de prensa donde acusa al diario de “falta de responsabilidad” y de querer dañar al Obispado y a la comunidad católica. Vale aclarar que el 18 de abril, el presidente del CGE, Adolfo Safrán; y el jefe de Gabinete Educativo, Alberto Galarza; en una reunión con los representantes de la comunidad firmaron un acta compromiso donde se estableció que la “escuela de Katupyry pasará a depender del CGE a partir del primer día de junio”. Pero el traspaso de gestión (de privada a pública) de la escuelita no se concretó hasta el momento porque se abrió una instancia de conciliación en la que los guaraníes ya no quieren participar. Desde este martes 14, las familias de Katupyry no envían a sus hijos a la escuela. Se reproduce aquí la primera parte del extenso comunicado: “El Obispado de Posadas lamenta la falta de responsabilidad del matutino PRIMERA EDICIÓN por las expresiones vertidas y difundidas públicamente, sobre una escuela que pertenece a esta Institución, con el mayor objeto de dañarlo, y por lo tanto, a la comunidad católica, sin informar con hondura la verdadera problemática de la institución educativa Ñu Porá, que padece la politización de la educación y la comunidad mbya guaraní Katupyry; aparentemente, sobre todo por parte del municipio de San Ignacio y otros agentes o actores que no pertenecen a la comunidad educativa, perjudicando de esta manera el trabajo educativo que se realiza desde hace décadas, en el que monseñor Jorge Kemerer y el padre José Marx y muchos otros, tomaron esta misión de las escuelas Interculturales Bilingües como un auténtico servicio educativo gratuito.Desde la década del 70, cuando Kemerer era el obispo de la diócesis, se brinda ininterrumpidamente este servicio educativo, el cual nunca fue tomado como un negocio, ni mucho menos su intención es, ni fue especular con la comunidad aborigen. El Obispado de Posadas jamás ha violentado algún derecho, al contrario vela por el derecho constitucional de los padres a elegir la educación para sus hijos.La intención del obispado se circunscribe puntualmente a servir a nuestros hermanos de las comunidades guaraníes, y no se tiene ninguna intención de tener conflicto alguno. Existe absoluta disposición a dar todas las escuelas indígenas al Estado. Aunque no se duda que sería esto un antecedente grave de la institución y politización de la educación; dañando a la enseñanza pública de gestión privada que tanto bien realiza en servicio al pueblo misionero.Es oportuno recordar que el estado realiza un aporte en los sueldos de los docentes, lo que representa una inversión del 30%; la diferencia del 70% la gestiona el Obispado a través de
la Fundación José Marx y otras instituciones que contribuyen solidariamente al sostenimiento de este destacado servicio educativo.Ante lo sucedido se propone recordar, la publicación del Centro de Investigaciones Históricas Guillermo Furlong, del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya, referida a la biografía y obra de Monseñor Jorge Kemerer. En la cual se narra que el 17 de noviembre de 1978 Monseñor Jorge Kemerer visitó la comunidad de Fracrán atendiendo el pedido del paí Antonio Martínez, de recibir la reliquia del corazón del padre Roque González. Fue el primer encuentro de monseñor con el paí Antonio, jefe espiritual de la comunidad guaraní de Fracrán y su esposa Doña Paula Mendoza. En esa oportunidad recibió sendos pedidos de los jefes espirituales de Fracrán y de Perutí para que sus comunidades fueran atendidas y recibieran educación escolar. El paí Antonio le pidió una escuela en la que los maestros hablaran sin avergonzarse el idioma guaraní y fueran capaces de enseñar a su pueblo a hablar bien en castellano. El paí Martínez comprendía que lo que sus padres le enseñaron, y él enseñó a sus hijos, era suficiente para vivir en el monte como Ñamandú les había indicado: siempre pobres y religiosos. Pero que esta enseñanza no alcanzaba para que sus nietos pudieran vivir “entre ustedes los Karaí”. Al concluir la ceremonia, monseñor Kemerer se comprometió a trabajar igual que Roque González, “con todos nuestros hermanos guaraníes para construir juntos una nueva fraternidad basada en el Evangelio que es Verdad, Justicia y Amor…”. Luego, en 1979 se puso en marcha durante diez años el Programa de Desarrollo Integral en las comunidades de Fracrán y de Perutí, que tenía como premisa básica la revalorización de la cultura guaraní, su religión y su lengua. El objetivo era llevar a cabo un proceso de educación sistemática para el desarrollo socio-económico y cultural integral de los guaraníes de la provincia de Misiones, que les permitiera, paulatinamente y en la medida de sus propios deseos, integrarse a la nación sin perder su identidad original”. Por cuestiones de espacio, se debieron suprimir los párrafos sobre la biografía y obra del monseñor Jorge Kemerer. La nota lleva la firma del obispo Juan Rubén Martínez.




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