BRUSELAS, Bélgica (AFP-NA). Las divisiones entre los países europeos volvieron a marcar la reunión del Consejo Europeo (CE) sobre el presupuesto común 2014-2020, con un bloque de la austeridad liderado por Reino Unido y otro por Francia e Italia, que se resisten a perder las ayudas europeas.“La UE no debe ser inmune a las presiones que tenemos para reducir el gasto”, advirtió el primer ministro británico, David Cameron, a su llegada a Bruselas ayer para la cumbre sobre el presupuesto plurianual de la Unión Europea (UE). “Cuando estuvimos aquí en noviembre, las cifras que se presentaron eran demasiado altas. Deben bajar. Y si no se bajan, no habrá acuerdo”, advirtió.La jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, tampoco se mostró demasiado optimista sobre esta segunda oportunidad, tras el fracaso de noviembre. “Las posturas son muy distantes”, afirmó.Bajo la presión de los países más ricos del bloque, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, prevé un recorte adicional de más de 15.000 millones de euros a su anterior propuesta sobre el presupuesto comunitario.Este nuevo recorte se suma al tijeretazo de 77.400 millones de euros que Van Rompuy propuso ya en noviembre y que dejó el proyecto de presupuesto en 973.000 millones de euros. Pero no convenció a un Reino Unido decidido a más austeridad.Las divisiones son claras: de un lado están los contribuyentes netos que quieren gastar poco (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia) y de otro, los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia, que quieren que este presupuesto ayude a compensar los recortes que se les exigen en los presupuestos nacionales y sirvan para reactivar el crecimiento.Italia, de hecho, amenazó con vetar cualquier acuerdo que “no respete las líneas rojas” que estableció ese país.El presidente francés, François Hollande, advirtió que no dará su visto bueno a ninguna propuesta sobre el presupuesto que “olvide la agricultura e ignore el crecimiento”.Van Rompuy deberá hacer malabarismos para dejar a todos contentos. Pero como dijo un diplomático, la idea es que todos regresen a sus países “lo menos insatisfechos posible” y que sus intereses nacionales salgan sin sufrir grandes daños.La gran incógnita es saber cuánto están dispuestos a ceder.Londres quiere mantener también intacto el “cheque británico”, la compensación que Reino Unido recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de la PAC (principal partida del presupuesto comunitario).Cameron llega a la mesa de negociaciones en una situación incómoda: hace quince días anunció un referéndum para que los británicos decidan, en principio, antes de que termine 2017 si desean permanecer en la UE. Tras el anuncio, el premier británico aumentó su popularidad en los sondeos y logró calmar a la creciente ala antieuropea de su Partido Conservador. Pero ahora no querrá perder los apoyos ganados.Alemania -impulsora de la austeridad en Europa- ve también con buenos ojos los recortes presupuestarios que exigen los británicos.España acude mejor parada a esta cumbre que a la de noviembre, en la que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, logró compensaciones específicas para el sector agrario (500 millones de euros) y las políticas de cohesión (2.800 millones de euros), las partidas que más fondos recibe su país de los europeos.El presidente Mariano Rajoy, no hizo declaraciones a la prensa, en medio del escándalo de corrupción que involucra a su gobierno.Ahora, la cuarta economía de la Zona Euro intentará “mejorar su saldo con un sistema de ingresos y gastos equitativos”, indicó una fuente diplomática.Van Rompuy prevé anunciar además la ayuda de entre 5.000 a 6.000 millones de euros para fondos destinados a fomentar el empleo juvenil en las regiones más afectadas de la zona euro.Con un 26,02% de la población activa en el paro y un 55,13% entre los menores de 25 años, España tiene el segundo desempleo más alto de la Zona Euro, sólo por detrás de Grecia. Todo indica que los nuevos recortes se concentrarán en infraestructura (transporte y telecomunicaciones), asuntos exteriores y la administración de la UE (especialmente sueldos y pensiones de los funcionarios), que podría sufrir una reducción de entre 2.000 y 2.500 millones de euros.Y el capítulo llamado Connecting Europe (conectando Europa) “es el que sufrirá un buen tajo”, de 10.000 millones de euros, dijo una fuente europea.En caso de que los 27 alcancen un acuerdo -que debe se aprobado por unanimidad- éste tendrá que ser sancionado por el Parlamento Europeo.
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