COLONIA MADO. Fue detenido ayer en esta localidad un segundo sospechoso en el marco de la investigación por el homicidio del remisero Miguel Ángel Rojas (23). Anoche en tanto, un tercer individuo, quien sería de nacionalidad paraguaya, era intensamente buscado por la policía en una zona de monte ubicada entre los parajes María Magdalena y Delicia, a unos 20 kilómetros del municipio de Puerto Esperanza. “Lo tenemos identificado y su arresto sería inminente, creemos que está oculto en algún sector con mucha vegetación, ya que es conocedor de estos lugares. Al principio pensamos que podría haber escapado a Paraguay, sin embargo y por indicios sabemos que aún se encuentra por la zona”, confió un vocero policial. Con respecto al segundo detenido en la causa, desde la fuerza informaron que se trata de José Ramón López, de 53 años conocido con el alias de “Arriola”. Este individuo, con domicilio en Colonia Mado (al igual que el prófugo), registraría antecedentes por robo de madera, agregó la misma fuente. El primero de los sujetos arrestados, quien de acuerdo a la investigación por el crimen del trabajador del volante podría haber actuado de “entregador”, es conocido con el apodo de “Pety”. Un entrecruzamiento de llamadas telefónicas permitió dar con este sospechoso, en tanto que los otros dos supuestos involucrados -”Arriola” y el fugitivo- podrían ser los “autores materiales”, reveló un funcionario policial abocado al caso. Acerca del móvil del feroz homicidio, la hipótesis más fuerte sigue siendo la de un “robo y ajuste de cuentas”, precisó un vocero oficial. El hechoMiguel Ángel Rojas vivía junto a su familia en Puerto Esperanza, de donde desapareció el 24 de diciembre de 2012, a las 15.30, después de atender al llamado de supuestos clientes que se contactaron con él vía teléfono celular.Testigos que declararon ante la Justicia aseguraron haberlo visto acompañado de dos hombres en una estación de servicios YPF de la zona, hasta donde llegó para reabastecerse de combustible con el Peugeot 405 bordó que manejaba. Esa podría haber sido la última vez que lo vieran con vida.El sábado 29 de diciembre, horas después del hallazgo del automóvil a pocos metros de ese lugar, encontraron a Rojas. Había sido bestialmente torturado, empalado y castrado, según confirmó posteriormente la autopsia.Las hipótesis son varias, aunque la más firme sigue siendo la de un crimen por encargo vinculado al mundo del narcotráfico y el contrabando, tan común en la frontera.





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