Aunque el tango insista en que veinte años no es nada, en la música regional ese tiempo se mide en escenarios recorridos, voces compartidas y emociones atesoradas. El dúo Lira Verá, en las voces de Anahí Giménez y Susana Villalba, llegó a sus dos décadas de trayectoria atravesado por desafíos, reconocimientos y un 2025 manteniendo la vigencia de su mensaje y el cariño del público que se vio plasmado en la obtención del Premio Arandú y en otra destacada actuación en el Festival el Festival Nacional de la Música del Litoral. Desde ese lugar, las artistas hicieron un balance de un año en las que compartieron sus vivencias y nuevos proyectos.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Anahí Giménez y Susana Villalba hicieron un balance del año y compartieron esa experiencia de más de dos décadas en la música: “Hay cosas que una las planifica, se organiza para que suceda, y también vas aprendiendo a disfrutar del viaje. Mientras vas llegando a todo lo que sucede, por ponerle un nombre, uno se va preparando, pero de todas formas no deja de sorprendernos y de emocionarnos”, reflexionaron. A su vez, destacaron el vínculo construido con el público a lo largo de estos años: “Emociona un montón, a veces te aprieta la garganta. La forma en la que las personas responden y expresan su cariño te deja sin palabras. Una va haciendo un balance y descubre cosas en el camino”, confesaron.
En este sentido, recordaron cuando realizaron un festival por los 20 años y se preguntaron “¿te acordás las cosas que nos han pasado y las que hemos vivido?”, esa reflexión también las llevó a ver el crecimiento que tuvieron como dúo y “desde el lugar más humilde del corazón, decir que esas personas que fuimos a través de los años tener la certeza de que se sentirían orgullosas de las personas que nos estamos convirtiendo hoy, en las artistas en la que seguimos construyendo día a día”.
Crecimiento constante
Además, señalaron que este recorrido artístico es un crecimiento constante donde “tuvimos que ir construyendo día a día nuestra identidad y la seguimos construyendo, que va a seguir evolucionando, independientemente del dúo. Una va creciendo, tomando otros gustos, vamos descubriendo cosas nuevas en este camino y también no somos las mismas personas. Eso también se ve reflejado cuando vamos al proyecto musical”.
A esto también se suma el acompañamiento del público, que muchas veces hasta se apropia de algunas de las canciones, algo que también se vio reflejado en el último Festival del Litoral, donde “una sube sumamente emocionada porque es el festival del lugar donde naciste y de repente ves personas cantando tus canciones, mientras cantamos, te atraviesa la emoción”, expresaron.
Vale señalar que este proyecto es totalmente autogestivo y también un compromiso, un estudio que es “lo que diferenció a Lira Verá para que se mantenga vigente 20 años cuando la tecnología arrasó tanto donde cambió la industria, donde hoy por hoy el folclore tiene al fin una relevancia de índole hasta espiritual de identidad, en cuanto a todo lo que somos y creemos que Lira Verá lo que tiene es que te ofrece una experiencia” explicaron.
En este sentido, las cantautoras señalan que su música es con humor, pero a su vez haciendo alusión a “una crítica social porque nos reímos, entre comillas, mientras denunciamos cosas que están naturalizadas y que no se pueden permitir y te da pie a cuestionarte cosas que ya no funcionan y cantadas y contadas; es una manera más amorosa de decir las cosas”, manifestaron. Aunque muchas veces el humor parece espontáneo, aclararon que cada palabra está pensada: “Pensamos en el público que está del otro lado, cuidamos que el mensaje no sea chabacano, que sea amoroso y respetuoso”.
Asimismo, subrayaron que, pese a los desafíos, la música les permitió construir su propio camino: desde contar con un medio de movilidad para las giras hasta consolidar un hogar. Pero, sobre todo, les permitió algo más profundo: “Lira Verá nos enseñó a abrazar los miedos, no a ocultarlos, sino a convertirlos en un motor que nos impulse hacia adelante de manera amorosa y creativa, defendiendo lo que somos. Entendimos que ahí está la verdadera diferencia: en animarse a ser auténticas, abrazando sin miedo aquello que una es. Creemos que es por ahí”, definieron.
Proyectos para el 2026
Vale destacar que el dúo Lira Verá fue seleccionado para competir en la peña oficial Doña Pipa del Festival de Jesús María, el próximo 15 de enero. El primer premio permitirá subir al escenario mayor del festival de Doma y Folclore. Además, tienen previsto la grabación de nuevas canciones en las plataformas musicales: “Seguimos soñando, poniéndole fecha, lugar y hora a nuestros sueños, y representando a una provincia maravillosa como Misiones”, manifestaron.
Momento para sentir y valorar
En el recorrido de Lira Verá hay una escena que las artistas recuerdan y que la definan de donde vienen y quienes son, el sentido profundo de su música.
“En nuestro repertorio nunca faltan las polcas paraguayas. Siempre están presentes como una forma de rendir homenaje”, cuentan. Y ese homenaje también está ligado a una historia que ocurrió en los comienzos del dúo, allá por 2005. “Yo tenía 18 años, ya era mamá, y Susana recién empezaba a salir del ala de sus padres. Ella ya era una artista reconocida, pero nuestras vidas juntas recién arrancaban”, recuerdan. Era una época difícil en lo económico. Una noche, revisaron carteras, mochilas y bolsillos hasta juntar apenas 95 centavos. “Dijimos: ‘compremos un pan y cuatro huevos, le hacemos una omelette a Jazmín y mañana será otro día’”.
Llegando a un kiosco ubicado en la chacra 47 de Villa Cabello, se cruzaron con un grupo de personas que siempre estaban tomando y cantando frente al negocio. Al pasar las reconocieron y le pidieron que canten algo con una guitarra que tenía apenas tres cuerdas: “Nos miramos y dijimos: ‘¿qué vamos a perder?’” y ofrecieron un enganchado de polcas paraguayas. Al terminar, llegaron los aplausos y las felicitaciones. Entonces les digo: “Bueno, hasta acá no más porque tenemos que comprar y hay una guaina que está esperando”. Al pedir en el mostrador un pan y cuatro huevos, uno de los hombres interrumpió: “¿Cómo pan y huevo, si ustedes tienen una guaina?”. Y pidió: arroz, fideos, papas, cebollas, yogur, artículos de higiene y un maple de huevos. “Fuimos a cantar una canción y volvimos a casa con mercadería para un mes”, relataron. De esta manera, comentaron de que nunca se sabe quien está del otro lado “entendiendo que con esto que hacíamos podiamos regalar un rato de alegría genuina. Fue ahí que empezamos a repetir constantemente durante el show que cuando se comparte: la alegría se multiplica y el dolor duele menos”.







