Por
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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Experimentando un profundo y hermoso bienestar, en el ahora, nos incorporamos al finalizar la sesión de Yoga y permanecemos sentados sobre la mat para buscar la lectura habitual. En la página señalada habíamos leído este mensaje del Dr. Deepak Chopra: “Tu siguiente pensamiento, sentimiento o acción puede revelar la sabiduría espiritual más profunda, que fluye tan pura y libre como los ríos en las montañas… es imposible que los secretos se mantengan ocultos por siempre”. Ahora seguimos leyendo:
“La vida que conoces es una delgada capa de acontecimientos que cubre una realidad más profunda. En ésta, eres parte de cada experiencia que ocurre, ocurrió y ocurrirá. En la realidad profunda sabes exactamente quién eres y cuál es tu propósito. No hay confusión ni conflictos con ninguna persona. Tu propósito en la vida es fomentar la expansión y crecimiento de la Creación. Cuando te miras sólo ves amor”. Nos detenemos a reflexionar unos instantes y seguimos leyendo:
“Sin embargo, el misterio de la vida no reside en estas cuestiones, sino en cómo sacarlas a la superficie. Si alguien me pidiera una prueba del misterio de la vida, la más clara sería la enorme distancia entre la realidad profunda y la vida cotidiana. Desde que nacemos recibimos constantes señales que sugieren la existencia de un mundo distinto en nuestro interior”. Aquí nos pregunta el Doctor: “¿Has experimentado estos momentos de asombro? Ocurren al escuchar música hermosa o cuando el esplendor de la naturaleza nos provoca un estremecimiento. También cuando vemos con el rabillo del ojo algo familiar (la luz del amanecer, un árbol meciéndose con el viento, el rostro de un ser querido mientras duerme) y sabemos que en ese instante la vida es más de lo que parece”.
Aquí ponemos el señalador, profundamente serenos y agradecidos por estas expresiones del Doctor que nos ayudan a comprender algunas experiencias personales y nos regalan paz y armonía para transitar el conflictivo mundo en que estamos viviendo. Por eso nuestro deseo para el Año Nuevo es de paz y amor, y así podamos ir trayendo a lo cotidiano las bondades de la realidad profunda. Namasté.








