Llevados, en muchos casos, por presupuestos flacos para disfrutar unos días vacaciones, la opción de reflotar la utilización de carpas poco a poco se fue convirtiendo en una alternativa que empezó a ganar adhesiones en el último semestre. En varios de los locales de la capital provincial, que disponen del artículo mencionado, coincidieron en que hasta hace un par de años atrás prácticamente “no se vendía casi ninguna carpa” pero desde junio último “la gente comenzó tibiamente a preguntar precios” y para Navidad se vendieron unas cuantas unidades. Los precios arrancan en los 41 mil pesos y superan el millón de pesos, dependiendo de las dimensiones que posea.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Rodrigo Leiva, quien comercializa diferentes productos para camping, explicó que “carpas casi no se estaban vendiendo por varios motivos, primero la competencia que tenemos con Paraguay, eso no lo podemos negar, allí ingresaban productos importados sin toda la carga fiscal, entonces el que estaba interesado iba y compraba allá porque les salía más barato. Pero en cambio siempre vendimos otros accesorios que complementan el uso de una carpa, como sillones para camping, colchonetas inflables, mesas, sillitas, bolsas de dormir y así, un sin fin de cosas”.
Siempre en la misma línea, Leiva contó que “de a poco fuimos notando que la gente empezó a acercarse a consultar, querían saber si vendíamos carpas y así se empezó a mover el mercado, al punto que tuvimos buenas ventas a partir de octubre, en nuestro caso”.
Agregó Leiva que “uno siempre le consulta al comprador, para poder asesorarlo de la mejor manera, cuál será el uso que le dará a la carpa, capacidad para cuántas personas necesitará, si será para un uso de una estadía prolongada o solo para un par de noches y así uno va viendo qué es lo que realmente precisa. Y ya allí empezamos a notar que había gente que empezaba a programar sus vacaciones para el verano, con decisión tomada, algunos nos decían que la idea era salir a conocer la provincia, parar en los campings y otros a recorrer el país. También vendimos carpas a un par de familias que se están preparando para ir a las playas del sur de Brasil”.
Leiva consideró que “también está cambiando un poco el concepto del contacto con la naturaleza, hay un poco más de conciencia y gente que quiere vivir esa experiencia, como ir a remar a un arroyo, a un río, entonces es necesario contar con una carpa porque no en todos los lugares hay cabañas o si las hay cuestan mucho dinero”.

Precios
En cuanto a los precios de las carpas, Leiva contó que “hay para todos los bolsillos y un modelo iglú hoy es el más barato, se puede conseguir a partir de los 40 mil pesos para dos personas, todo depende de la marca, del material que lo recubre que puede ser simple, reforzado, con alero protector en la entrada, con ventanas, piso interno o externo, mosquitero y así puede ir elevándose”.
También dijo que “los más elegidos son los modelos iglú pero todavía se venden bien las estructurales, que vienen en distintos modelos pero que se caracterizan por ser más altas, es decir que las personas pueden estar de pie en el interior sin problemas, en cambio en una carpa iglú eso es casi imposible. Las estructurales se consiguen desde 170 mil pesos y pueden ir hasta 1 millón y medio, aproximadamente para aquellas con capacidad de 6 a 8 personas, que se divide por dormitorios”.
No hay que olvidarse de los accesorios para acampar, “porque hay gente que no tiene idea, no consulta ni tampoco ingresa a alguna página para buscar recomendaciones. Pero es indispensable que tengan en cuenta sobre qué irán a dormir, que pueden ser colchonetas, colchones inflables o bien bolsa de dormir. Cada uno de esos elementos tienen su particularidad y depende del presupuesto con el que cuentan”.
Según Leiva, “no deben faltar estacas de repuesto, una palita para hacer los bordes, las canaletas alrededor de la carpa ante posibles lluvias, sogas y hay quienes le suman una lona previa al ingreso a la carpa, para no ensuciar el interior y otros refuerzan todo con un toldo por encima, que además de proteger más en caso de lluvias también atenúa el calor”.
Vienen bien
En algunas de las terminales de Posadas pertenecientes a conocidas empresas nacionales que comercializan artículos del hogar, entre ellas de camping, también confirmaron que empezaron a vender carpas, “algo que estaba parado hace bastante tiempo”, según dijeron a este medio.
Raúl Fernández, vendedor de una de las firmas, detalló que “teníamos algunas carpas guardadas que ni siquiera las estábamos exhibiendo. Decidimos ponerlas en vidriera hace un mes atrás y de repente comenzaron las consultas y terminamos vendiendo esas y pidiendo que nos repongan stock desde nuestra casa central”.
Observó que “los precios los manejamos directamente con lo que nos fijan desde Capital Federal y por lo que nos dijeron nuestros clientes, la financiación con los Ahora Misiones terminó de convencer a muchos a volcarse a comprar una carpa. Algunos, por los comentarios, nos dijeron que lo usan para instalarla en el patio, cerca de la pileta, porque hay modelos que se pueden abrir las paredes laterales y queda como una sombrilla abierta. Esas cuestan unos 130 mil pesos, de allí para arriba, de acuerdo a la dimensión”.
Fernández apuntó que “la financiación en cuotas es lo que más facilita las ventas porque nos comentan que en Encarnación sigue estando más barato pero hay que tener toda la plata, en cambio acá no hay tanta diferencia de precios y aprovechan para sumar otros elementos que son necesarios para pasar un día de camping. Sí es cierto que hace tiempo que no vendíamos carpas como lo estamos haciendo ahora, tampoco es que están arrasando pero volvió a activarse”.
En cuanto a qué eligen con preferencia los compradores, aseguró que “son carpas para cuatro o seis personas, en general para familias con niños. La verdad es que quien puede compra para seis pero son cuatro las personas, así disponen de más espacio para moverse adentro de la carpa, acomodar las cosas”.
Las canadienses, batalladoras
El modelo de carpa canadiense es el más tradicional, a dos aguas, de lona y un cobertor que lo protege de las lluvias y que a pesar de la aparición de otras más modernas no pierde su vigencia.

“El precio depende de la calidad de la lona. Para cuatro personas, arranca en los 100 mil pesos y de allí empieza a trepar hasta superar los 300 mil pesos, siempre para la misma capacidad de gente”, explicó Rodrigo López, quien lleva varias décadas vendiendo artículos de camping.
Dijo que “la canadiense es la más tradicional y con el tiempo fue evolucionando. Al principio no tenía siquiera una ventana, luego se le agregó el mosquitero, los aleros laterales también empezaron a hacerse móviles, se le agregaron ventanas un pequeño voladizo opcional en el ingreso y eso lo mantiene vigente. Hay acampantes que no la cambian por las iglú”.









