La Navidad volvió a dejar una herida abierta en muchos barrios de Posadas. Aunque existe una ordenanza que prohíbe la pirotecnia sonora, durante la noche del 24 de diciembre se repitieron escenas que, para muchas familias, significaron retroceder varios años en materia de convivencia y respeto.
Así lo expresó Eduardo Sisto, presidente de la Fundación de Apoyo a Padres de Hijos del Espectro Autista (FAPADHEA), en una entrevista concedida a FM 89.3 Santa María de las Misiones, donde aseguró que este año se registraron más reclamos y situaciones de crisis que en la Navidad anterior.
“Volvimos a unos años atrás. Mucha gente entendió, pero un grupo importante no. Les importó muy poco la salud de los niños, de las personas con autismo, de los adultos mayores y de las mascotas”, sostuvo Sisto, visiblemente preocupado por el impacto que tuvo el uso de pirotecnia en distintos barrios.
Desde la fundación relataron que durante la Nochebuena hubo episodios de crisis severas en niños y personas con autismo, algunos de ellos con conductas de autoagresión, ataques de pánico y necesidad de contención extrema por parte de sus familias. “Hubo chicos que pasaron la noche encerrados en un baño, abrazados por sus padres, golpeándose o lastimándose”, describió.
El impacto también se extendió a las mascotas, que en muchos casos se escaparon aterradas por los estruendos. “Para muchos de nuestros chicos, los animales son parte de su contención emocional. Cuando las mascotas se pierden, el daño es doble”, explicó.
Sisto remarcó que el problema no es nuevo, pero que este año se sintió con más fuerza. “El año pasado hubo menos reclamos. Este año pareciera que algunos pudieron comprar un poco más y eso se tradujo en más pirotecnia”, señaló.
El referente de FAPADHEA hizo hincapié en que el conflicto no se da con la mayoría de la sociedad. “Hay mucha gente empática, consciente, que incluso fue a tocarle la puerta al vecino que tiraba cohetes para pedirle que parara. Eso también hay que valorarlo”, destacó.
Sin embargo, advirtió que una sola persona puede romper la paz de todo un barrio. “Un solo cohete genera un clima que no queremos. No es una cuestión de gustos, es una cuestión de respeto. Nadie te dice cómo divertirte, solo que no lastimes a otros”, remarcó.
En ese sentido, sostuvo que cuando la conciencia no alcanza, la ley debe aplicarse. “Si no entienden por la buena, entenderán con multas. Está la ordenanza, hay números para denunciar. Es una pena llegar a eso, pero parece que es la única forma”, afirmó.
Más allá de la pirotecnia, Sisto planteó que el debate es más profundo y atraviesa la forma en que se convive en comunidad. “El respeto es la base de cualquier cultura. No puede ser que tengamos que esperar a que nos pase algo para sentir empatía”, reflexionó.
También cuestionó que muchas personas minimicen el problema. “No es una persona la que sufre: es toda una familia, todo un entorno. ¿Quién puede divertirse sabiendo que lo que hace lastima a otro?”, se preguntó.
De cara a Año Nuevo, el mensaje fue claro: insistir, no resignarse y volver a apelar a la conciencia colectiva. “Un año nuevo debería ser empezar de nuevo, dejando lo que lastima y construyendo una convivencia pacífica. Eso es lo que pedimos”, concluyó.




