Luego de tres audiencias de debate, el posadeño Cristian Ezquiel “Gurí” Andino de 23 años fue condenado ayer a cinco años y seis meses de prisión efectiva por tener para comercializar poco más de un kilogramo de cocaína fraccionada y desobedecer a tres policías que intentaron interceptarlo, junto a su cómplice, cuando transitaba a bordo de un auto sin patente trasera por el barrio Sur Argentino.
Fue su consorte de causa desde el 28 de febrero de 2024, Orlando Jorge Makarchuk (24), alias “Gordo”, quien se llevó el monto de pena menor por la misma calificación, cuatro años y dos meses pero por la admisibilidad del acuerdo de juicio abreviado que el encartado firmó pocas horas antes del inicio del debate ofrecido por el fiscal federal Pablo Ricardo Di Loreto. Propuesta que los defensores de “Gurí” Andino, Federico Martín Tilli y Cristian Fernando Bareiro, rechazaron de plano y confiaron en su estrategia para producir la prueba que les permita obtener la absolución u otro tipo de desenlace favorable.
Durante las jornadas de declaración de testigos fueron los tres policías que los atraparon, dos oficiales y un suboficial (38, 32 y 29 años) que prestaban servicio en la división Robos y Hurtos de la Dirección Investigaciones Complejas, quienes detallaron que durante la mañana del 28 de febrero de 2024 se desplegaban en la zona de las avenidas Alicia Moreau de Justo (exruta 213) y Cabo de Hornos, en recorridas para la detección de vehículos de procedencia sospechosa y de utilización para otros delitos.
En esta circunstancia, cerca de las 11 observaron el paso de un Volkswagen Bora negro sin patente trasera y al intentar interceptarlo y requisarlo, aceleró por el barrio Sur Argentino hasta despistar y chocar un árbol frente a la Escuela 301 Puerto Argentino.
Cada testimonio coincidió en que del Bora bajaron y corrieron. El conductor, “Gurí” Andino, arrojó una mochila negra en el patio delantero del establecimiento educativo antes de ser atrapado por el oficial que encabezaba el procedimiento. Makarchuk se escondió en una vivienda a pocos metros pero la propietaria alarmada dejó entrar a los policías hasta el fondo y reducir el sospechoso cuando intentaba trepar un muro.
Y cada tramo del hecho y la gravedad de los delitos cometidos fueron desplegados por los alegatos de Di Loreto y la fiscal ad-hoc Silvana Bogado.
“La proposición fáctica quedó clara, Andino intentó escapar con 1,262 kilogramos de cocaína fraccionada para comercializar, adentro de una mochila en la que también fue hallada una balanza para la actividad que tenía habitualidad con Makarchuk, comercializar estupefacientes en Posadas y Garupá”, resumió Bogado en su intervención.
Pero sumó a su análisis prueba clave, los dos celulares, de cada uno de los detenidos. De ellos surgió la información que ambos vendían droga directa a consumidores o proveían a otros vendedores.
“Andino y Makarchuk no permitieron desbloquear los aparatos, no aceptaron facilitar las contraseñas respectivas por lo que se necesitaron pericias mayores, principalmente el iPhone de Andino”.
“Se pudo obtener información relevante que confirmó la comercialización de cocaína a través de contactos de Whatsapp, venta al menudeo, una sociedad de hecho formaron y comercializaban cocaína bajo la modalidad ‘delivery’ y los consumidores y revendores pagaban a un usuario de Mercado Pago que era, nada menos, que Andino”.
Respecto a la calificación legal, el fiscal Pablo Di Loreto encuadró la acusación coincidente con el expediente que fue elevado a debate: “Tenencia de estupefacientes para la comercialización” y “desobediencia a la autoridad”, delitos respectivamente previstos en el artículo 5, inciso C, de la Ley 23.737 y el artículo 239 del Código Penal Argentino.
Solicitó una pena de seis años de prisión “por la conducta típica antijurídica que destruyó el principio de inocencia que ampara la Constitución Nacional”.
“Testimonios afirmaron que la conducta de Andino era regular o mala, que se sabía que comercializaba estupefacientes y actuaba por ello despreciando la vida y privilegiando el dinero. Condujo temerariamente en su propio barrio donde los niños juegan en la calle y arrojó una mochila con 1,262 kilogramos de cocaína fraccionada, 8.200 dosis umbrales adentro de una escuela donde también había menores jugado en el patio, donde había infancias”, recalcó Silvana Bogado antes del cierre de la acusación.
“Cacería de brujas”
Luego fue el turno de los abogados defensores que durante la hora autorizada de tiempo para alegar, insistieron con los planteos de nulidad que ya habían sido rechazados durante las tres etapas previas al debate, la imputación, elevación y la apelación al requerimiento de juicio respectivo.
Calificaron como “cacería de brujas” la labor de los investigadores policiales, el procedimiento de detención, presuntas fallas en la cadena de custodia de los elementos secuestrados, los pesajes y testeos de la droga hallada en la mochila.
Insistieron a los jueces de Cámara, Fabián Cardozo, Juan Manuel Iglesias (TOCF-Resistencia) y Rubén David Oscar Quiñones (TOCF-Formosa) por las nulidades, la absolución y libertad de Andino, aunque sorprendieron en pedir que, subsidiariamente, condenaran al “Gurí” Andino por el monto del acuerdo que firmó Makarchuk al declararse culpable en el inicio del juicio.
El fallo fue adverso para esta posición y condenaron a “Gurí” Andino a cinco años y medio de prisión efectiva, además de confirmar la admisibilidad del acuerdo de juicio abreviado a “Gordo” Makarchuk y el monto menor de prisión.






