Con 63 años, Pauly Koch se transformó en leyenda. El último fin de semana, el piloto de Alem ganó la octava fecha del Campeonato Misionero de rally en el Grupo A y se consagró campeón de la categoría. La novedad pasó por un detalle no menor: se transformó así en el campeón más longevo del certamen, superando la marca que en 2009 había marcado Hugo Navarro, monarca de la N2 con 62 años.
Horas después de la histórica consagración, Koch habló con EL DEPORTIVO y brindó detalles de un finde soñado. Además, reveló los “secretos” que lo mantienen activo y en competencia ante rivales mucho más jóvenes, y dejó un mensaje para tener en cuenta: “No importa la edad, nunca es tarde, siempre hay que soñar”.
Pauly… ¿qué significa para vos ser el campeón más longevo en la historia del rally misionero?
(Se ríe) El más viejo, hay que decirlo, el más viejo… La verdad que es un orgullo, algo impensado. No estaba en mis planes cuando decidí volver a correr años atrás. Lo mío es puramente pasional y si acompañan los resultados, bienvenido sea. Y fue como un sueño que por suerte se hizo realidad.
El finde hizo un calor tremendo… ¿cómo que se aguanta, encima, adentro del auto?
Muchos me dicen “¿cómo aguantás?” Y yo siempre digo que es una cuestión de actitud. Soy una persona muy activa, estoy todo el día de allá para acá. Yo creo que los años quizás los llevo en lo físico, pero en lo psicológico no siento aún que tenga esta edad. Todavía tengo muchas ganas de hacer las cosas.
Antes de correr el finde… ¿sabías que podías romper esa marca?
No sabía nada, fue una sorpresa. Y la verdad es que me puse muy contento. Me dijeron que había superado a Navarro, a quien incluso pude conocer. Es más, allá por el 2000 y monedas llegamos a compartir dos o tres años de rally.
¿A qué edad empezaste con el automovilismo?
Empecé con un Fiat 600 sobre pista terrado. Yo tenía 18 años y necesitaba autorización de mis padres para correr. Mi cómplice siempre fue mi mamá, Hildegar, porque mi viejo, Pablo, no quería saber nada. Él se enteró que iba a correr diez días antes de la carrera, me llamó y me dijo “yo no estoy de acuerdo, no te voy a decir que no corras, pero no quiero”.

¿Y finalmente aflojó?
En la tercera carrera me fue a ver por primera vez, en Posadas. Y me di un palo tremendo, di como cinco o seis vueltas. Ahí pensé que se me terminaba todo, pero… ¿sabés qué me dijo? “mandá a arreglar el auto, te voy a ayudar, vamos a hacer las cosas bien”. Él murió hace ya 28 años, pero a mi vieja todavía la tengo, tiene 91 años y es la hincha número uno.
Ella fue a verte incluso en tu debut en el Argentino, este año, en la fecha que se corrió acá…
Sí, sí. Fue a verme a los caminos, después también al podio. Ella está siempre firme. Yo creo que los genes deportivos son de ella, porque a ella le encanta el automovilismo. Los domingos enciende la tele y se pone a ver las carreras. Y creo que todo viene por el lado de su padre, mi abuelo, que allá por los setenta y pico nos llevaba a los circuitos e incluso era fanático del Turismo Carretera, que en esa época pasó por Misiones.
¿Y cómo tomó ella este título con marca histórica incluida?
Ella está muy feliz, más feliz que yo. El lunes tuve que ir sí o sí a tomar unos mates con ella y contarle todos los detalles. Se me quedaba mirando y me decía… “mirá lo que lograste a tu edad”. Hasta ella está sorprendida. Y durante todo el año, en todas las fechas, es obligación llamarla el sábado y contarle cómo fue la etapa… y el domingo hacer lo mismo… Te digo, es la hincha número uno (se ríe).
¿Hace cuántos años estás en el automovilismo?
Del pista pasé al rally, pero ahí hubo una interrupción de varios años en los que no corrí por una cuestión económica. Después, por suerte me fue bien y pude volver a correr. Paré en 2012 y volví en 2023, con 61 años. Fue en una noche de asado con mis amigos, surgió la idea, le dije a Marcelo Horchuk para que sea mi copiloto, se prendió, y así se fue armando el regreso. Primero alquilamos un auto y después me largué a armar el mío propio. Fue todo muy rápido… En un momento nos dimos cuenta que podíamos ser competitivos y le dimos para adelante. El año pasado fuimos subcampeones, este año pude darme el gusto de hacer podio en el Argentino y ahora llegó este campeonato.
¿Cuántos títulos ganaste?
Mirá, creo que son tres o cuatro, todos de rally, porque en pista no andábamos (se ríe). Ahora tengo ganas de arrancar el año que viene y ver cómo estamos físicamente, pero el finde me sentí muy bien pese al calor, sin ningún problema.
¿Qué mensaje le podés dejar a los más jóvenes?
Que todo se puede, que no importa la edad, nunca es tarde, siempre hay que soñar. Si se lleva una vida medianamente ordenada, hablando siempre desde el amateurismo… después es una cuestión de actitud. Y lo importante para todo eso son la familia, los amigos… eso potencia todo. Yo tengo un lema, que es que siempre hay que soñar en grande, no cuesta nada. Ningún objetivo es inalcanzable si tenés actitud y pasión. Nada es imposible.





